Tengo entre mis manos un tomazo titulado Cuando Einstein
encontró a Kafka. El autor es Diego Moldes, un escritor gallego. Lo publica
Galaxia Gutenberg.
El libro lleva como subtítulo
Contribuciones de los judíos al mundo moderno y es un gigantesco cotilleo sobre
las aportaciones en todas las actividades de la vida de múltiples personajes
judíos en ciencias e inventos, literatura y cultura, filosofía, historia y
pensamiento, empresas y mundo financiero, informática e internet, deportes, cine,
televisión, música , entretenimiento, cómics, arquitectura, industria
editorial, periodismo y medios de comunicación…Termina con justicia y política.
Después varios apéndices sobre apellidos judíos, bibliografía y otros. Creo que
es un extraordinario libro de consulta para los interesados en el tema.
Vamos a la literatura que es lo
nuestro. ¿ Os suenan Kafka, Proust, Stefan Zweig?. Pasternak, Nadine Gordimer, Imre Kertész y
Nelly Sachs , también Nobel compartido con S.Y.Agnon. Y Nobel también fue Saul Bellow,
a la cabeza del grupo de narradores judíos americanos que más hemos leído :
Phillip Roth, Bernard Malamud, Henry Roth, mi admirado Doctorow. Y también muy
querido el europeo Joseph Roth, autor de Job y La marcha Radetzky. Imposible
olvidar a los hermanos Singer, Yeroslav y el Nobel Isaac Bashevis. Tampoco se
puede olvidar a Cynthia Ozick. Y Elias Canetti y Arthur Koestler. Entre los
propios israelitas Amos Oz, David Grossman, Abraham Yehosúa, y uno leído por
nosotros Aharon Appelfeld. Los rumanos Mihail Sebastian y Norman Manea. El
búlgaro Angel Wagenstein, autor de la maravillosa El Pentateuco de Isaac que
leímos con satisfacción. Y Alexander Wat, polaco, Franz Werfel, checo, los
rusos Vasili Grossman (Vida y destino) e
Isaac Babel, el ucraniano Israil Métter autor de La quinta esquina y otro
ucraniano David Bergelson. Un holandés Harry Mulisch. Un serbio Danilo
Kis. De origen judío son Modiano, Albert
Cohen, Nathalie Sarraute, Iréne Némirovsky. Y los italianos Svevo, Moravia,
Carlo Levi (Cristo se detuvo en Eboli), la maravillosa Natalia Ginzburg el
poeta Umberto Saba. Hasta el australiano, también leído por nosotros David
Malouf. Con toda seguridad me he dejado un montón en el tintero, sin citar.
Perdón, me hago mayor y esto no es una tesis doctoral.
Luego está la literatura
relacionada con el Holocausto, también inacabable. Está la propia historia del
mismo. El clásico por excelencia es La destrucción de los judíos europeos, de
Raúl Hilberg, publicado por Akal en
2007. Creo que es el libro más caro que he comprado : 100 euros de entonces… También hay
crónicas de diversos campos. Algunas sirvieron de testimonio en Nuremberg. O
guiones de TV que luego pasaron a libro, por ejemplo y de la BBC, Laurence Rees
escribió Auschwitz, muy recomendable.
Finalmente está la narrativa memoria de protagonistas o la pura ficción.
Entre los primeros, está, por supuesto, Primo Levi y su Si esto es un hombre,
Imre Kerstéz y Sin destino, Elie Wiesel y La noche, La especie humana de Robert
Antelme, Jean Amery y Más allá de la culpa y la expiación. Del gueto de
Varsovia tenemos a su pianista Spilzman y la película…De Buchenwald varios de
Semprún, para mí alguno muy flojo, pero La escritura o la vida, está muy bien.
Y también están Ana Frank y Paul Celán y Hanna Arendt, por citaros tres
aproximaciones completamente distintas la niña adolescente, el poeta
consagrado, la filósofa.
Ahora una pequeña selección de
narrativa.
-Nuestro hogar es Auschwitz, de
Tadeusz Borowski, ed.Alba. Colección magistral de relatos. El autor sí que
estuvo en Auschwitz y Dachau. Y como Levi, Celán, Amery se suicidó.
- El chal, Cynthia Ocick, lo
reeditó Lumen en 2016. Pura literatura. Es de Nueva York. No estuvo en los campos.
Dos más que he conocido a través
del libro de Moldes y se lo agradezco :
-Una oración por Katerina
Horovitzová, del checo Arnost Lustig, Impedimenta 2012. El autor , de
jovencito, estuvo en los campos.
-El prestamista, de Edward Lewis
Wallant, Asteroide 2013. Wallant es otro magnífico autor judío que por
desgracia suya y nuestra, fallece a los 36 años. No estuvo en los campos.
Estas cuatro recomendaciones
últimas pueden resultar duras de leer porque hay hechos terribles. Sin embargo,
esto sucedió. Y no nos conviene olvidarlo. De paso nos sirve para no quejarnos
mucho por la reclusión y el “babero” al que nos tienen sometidos en estos tiempos. Comparado con
lo que vivieron los protagonistas de estos libros lo nuestro son regalos…
Buen verano.
César