viernes, 18 de diciembre de 2020

ULTIMAS LECTURAS

 

                Sin demasiada exactitud voy a hacer una relación de últimas lecturas en la tertulia e incluso de algunos libros comentados en nuestras reuniones, sin que fueran el protagonista de la tertulia o de recomendaciones recientes en los suplementos culturales de los periódicos.

-Yo voy, tú vas él va.Jenny Erpenbeck. Anagrama.

-Lo que te pertenece. Garth Greenwell.Mondadori.

-Una educación. Tara Westower.Lumen.

-Manhattan Beach. Jennifer Egan. Salamandra.

-Sánchez.Esther García Llovet.Anagrama.

-Una odisea. Daniel Mendelshon. Seix Barral.

-Abrazos rotos. Pilar Mayo.Versátil.

-Otra vida por vivir. T.Kallifatides. Galaxia Gutenberg.

-El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes. Tatiana Tibuleac. Impedimenta.

-Breves amores eternos. Pedro Mairal. Destino.

-El nervio óptico. María Gainza. Anagrama.

-Sobre los huesos de los muertos. Olga Tokarczuk. Siruela.

-Unas vacaciones en invierno. Bernard Mac Laverty. Asteroide.

- Noche y océano.Raquel Taranilla. Seix Barral.

-Canto yo y la montaña baila. Irene Solá. Anagrama.

-La forastera. Olga Merino. Alfaguara.

-Un amor. Sara Mesa. Anagrama.

-Las maravillas.Elena Medel. Anagrama.

-Esperando a Mr. Bojangles.Olivier Bourdeaut. Salamandra.

-La delicadeza. David Foenkinos. Seix Barral.

                Destaco en primer lugar la victoria de las mujeres sobre los hombres. De 20 títulos ganan 13 a 7. Alguna ministra se pondría contenta. ¿Cuáles permanecen en mi memoria? .  Por sus historias “potentes” Una educación y Manhattan Beach. Por su elegancia y delicadeza en la relación familiar Una odisea. Por evidentes razones de edad, Una vida por vivir y Unas vacaciones en invierno. Recuerdo como sorprendente El nervio óptico pero ya no me acuerdo de la segunda obra que leí de la autora. De las lecturas recientes recuerdo el enamoramiento absurdo , como todos, de Un amor. Es una descripción magnífica del proceso obsesivo que conlleva el ordinario fenómeno hormonal que da título a la novelita. La muy alabada Las maravillas que retrata cómo la falta de dinero condiciona las decisiones, bueno, pues sí, por supuesto. Desde que el mundo es mundo. Pero de ahí a calificarla de extraordinario retrato de nuestra época…El crítico debería estar un año, por lo menos, leyendo a Galdós. La delicadeza es una típica historia francesa, parisina. Y lo pasé fenomenal , ya os le he comentado, con Esperando a Mr. Bojangles. Debe de ser genial vivir en perpetua orgía, hasta que El Gran Inquisidor, en este caso el ministerio de hacienda, termina con la juerga. Otra vez el dinero. Sin embargo, si hago memoria de los últimos años, compruebo que me gustan los libros donde la/él protagonista superan los infortunios, las pruebas de su aventura, mediante su progresivo aprendizaje y denonado esfuerzo personal. Una educación, la submarinista de Manhattan Beach, la jugadora de ajedrez de Gambito de dama, el enorme Stoner, Lucy Barton ¿ os acordáis?. Leí este verano y ahora no la tengo porque se la presté a un amigo aficionado a la navegación El paso siguiente en el baile. El autor es Tim Gautreaux y la ed. La huerta grande. El protagonista es un gran mecánico, vocacional , de maquinaria pesada. Qué importante es en la vida humana tener una profesión que más o menos te guste y en la que seas  válido. Eso  no se enseña en los colegios. Ella es la más guapa del pueblo y  quiere vivir otra vida. Excelente novela. Si el pueblo no estuviera en Luisiana, cerca de la costa del golfo de Méjico, iría a visitarlo. Por cierto, las novelas recientes ambientadas en pueblos españoles, suelen pintarles de forma bastante siniestra, Desde La familia de Pascual Duarte hasta ahora. De verdad, uno que es de pueblo, sabe que no es para tanto.

                 Ahora, mi regalo de Navidad. Los tiempos pandémicos alteran el funcionamiento normal, físico y psíquico. La agresividad y oligofrenia de los telediarios es altamente tóxica y desquiciante. No me gusta tomar pastillas para dormir. Pues bien, unas semanas con El infinito en un junco, ya con el pijama puesto, otras con El Quijote en la versión de A.Trapiello, que encuentro maravillosa, para no trabajar, y consigo dormir con una sonrisa. Palabra de honor y sin pastillas…Ojalá que os sirva.

Y ya feliz 2021. Ya falta menos para que se acabe este bisiesto.

Un abrazo verdadero.

César.

martes, 29 de septiembre de 2020

NOVELAS CON MEDICOS

 

                Hay muchas novelas con protagonistas médicos. Algunas famosas, como lo han sido algunas series de TV.

                Cuerpos y almas, de Maxence van der Meerchs , abogado francés, es de 1943. La leí a finales de los 50 o comienzos de los 60 del siglo pasado. La publicó aquí Plaza Janés. No la tengo a mano y, ahora, no se reedita. Me parece recordarla como un soberbio folletín, estilo Anatole France o similar. La vida del autor, con familia desgraciada, hermana  muerta de tuberculosis, madre alcohólica y él mismo que fallece también de tuberculosis en 1953 a los 43 años, no debió ser un camino de rosas, aunque tuvo un gran éxito en vida. La novela fue galardonada con el Gran Premio de la Academia Francesa. También había ganado el Goncourt en 1936 con La huella de Dios.

                Servidumbre humana es de 1915 y su autor es Somerset Maugham. Nació en París, 1874, pero en la embajada inglesa, para conservar la nacionalidad británica. Su padre, abogado, trabajaba allí. Falleció a los 91 años, en 1965, en Niza. Considerado el escritor de más éxito en el mundo en la década de los 30. Perdió a su madre, también por tuberculosis, cuando tenía seis años, acontecimiento que le traumatizó para siempre. Trasladado a Inglaterra a la casa de un tío que era vicario, fatal sustitución de los brazos de su madre, y que le educó con gran rigidez. Sufrió acoso escolar por su tartamudez. Rechazando otras profesiones llegó a estudiar medicina. Era bisexual. Tuvo éxito literario muy pronto, con sus novelas y obras de teatro y se dedicó en exclusiva a la literatura. También gran viajero. Estuvo varias veces en España, incluso en mi pueblo…La novela narra la vida de un médico con un defecto físico, cojea, y los problemas que ello le causa en sus relaciones sociales. Salvo por la profesión   no es una novela sobre el ejercicio de la medicina sino sobre la infancia, juventud, relaciones del protagonista, trasposición de las experiencias del propio autor. Hay varias versiones cinematográficas, también de éxito. Su otra gran novela  El filo de la navaja, a mi juicio muy buena, es de 1944. Mi edición de Servidumbre humana es de José Janés 1958.

                Doctor Zhivago, de Boris Pasternak, es de 1956. Las peripecias de su publicación son una novela. La publicación inicial es de Feltrinelli en italiano en 1957 y al año apareció en ruso, francés e inglés. Fue Premio Nobel en 1958. La novela no fue publicada en Rusia hasta 1988. Se desarrolla en los tiempos de la Primera Guerra Mundial, la Revolución bolchevique y la Guerra Civil Rusa. Tampoco es una novela de médicos sino una maravillosa historia de amor que David Lean, Omar Sharif y Julie Christie inmortalizaron. ¿Quién no ha dado unos pasos de vals con la música de Maurice Jarre de esta película?. Hay una traducción reciente de Marta Rebón en Galaxia Gutenberg. (esta misma joven ha hecho ahora una nueva traducción de El maestro y Margarita de Mihail Bulgakov).

                Sobre el ejercicio de la medicina hay novelas históricas y recomendables para los interesados. Sinuhe el egigcio, de Mika Waltari (tengo una edición de José Janés de 1950) o, más reciente, El médico, de Noah Gordon. Dando un salto circense, me traslado a Viaje al fin de la noche, de Louis Ferdinand Celine de 1932 donde, en la última parte, el protagonista ejerce de médico en París. Esta novela es tan original y sorprendente que, a pesar del rechazo que su autor inspira, ya sabéis mi frase: “es de obligado cumplimiento”… Pero, en los tiempos pandémicos que ahora vivimos en que los sanitarios están de moda, por desgracia, en primera línea, me parece más adecuado citar novelas en las que la trama es el ejercicio de la medicina.

                Comienzo por La ciudadela, de A.J.Cronin,  El autor era médico y narra las peripecias del ejercicio profesional en una zona minera pobre, de Gales, y la londinense privada de pacientes ricos y los conflictos morales que ello acarrea. Es de 1937. Se lee muy bien. Mi edición, también en José Janés, es de 1949.

                Imposible no citar La peste, de mi admirado Albert Camus. La hicimos en tertulia y sí proporciona un atracón, entre otras reflexiones notables, sobre las peripecias de la ciencia médica en tiempos de epidemia, en este caso, por la peste. Peste, a veces, se utiliza como sinónimo de epidemia. Los tiempos de la peste son propicios para reflexionar sobre las conductas y la condición humana. Lo estamos viendo estos meses. Camus utilizó sabiamente esas circunstancias. No quiero salirme del tema. La peste es de 1947. Algunos consideran que El extranjero es su obra maestra. Lo pasé fenomenal con la póstuma, publicada por su hija, El primer hombre.

                Y ahora la que más me interesa y motivo de este comentario Dr. Arrowsmith, de Sinclair Lewis, de 1925, Premio Pulitzer, que rechazó, porque no se lo habían dado por Babitt ni por Calle Mayor. Fue Nobel en 1930. Murió alcoholizado en Roma en 1951 a los 65 años. La he terminado de releer estos días. Es una reedición reciente de Nórdica. Aunque el protagonista da título a la obra, en realidad es una novela coral con diversos personajes, generalmente médicos, casi todos ellos bien caracterizados, con diversas maneras de ser y diferentes actitudes ante el ejercicio de la medicina, que van apareciendo a lo largo del relato, sin dejar cabos sueltos. La facultad, el hospital, el medio rural, la sanidad pública, la investigación, compaginar esta con el ejercicio extremo de la profesión (en una epidemia), el “famoseo”, el ascenso social (y el descenso), etc... La encuentro, con las salvedades técnicas que ahora tiene la ciencia médica y en los años veinte no existían, absolutamente moderna y descriptiva de las diferentes condiciones humanas y actitudes de los profesionales de la medicina. Me lo he pasado bien. No la tenía. La leí hace más de 50 años. Recién reeditada se encuentra fácilmente. Ni que decir tiene que os la recomiendo.

                No puedo dejar de citar un par de obras de autores españoles. El árbol de la ciencia, de Don Pío Baroja, él mismo médico. Llegó a ejercer como tal en el balneario de Cestona pero dejó la medicina para ganarse la vida como panadero en el negocio familiar y escritor. Para mí ya no es una novela de mi generación. Es de 1911. Se lee bien y en ediciones Cátedra se encuentra con facilidad. Por último, Tiempo de silencio, de mi admirado Luís Martín Santos, de 1961, médico que estudió en Salamanca, como un servidor, fallecido por desgracia en accidente de circulación en 1964. Tenía sólo 40 años. Comencé en la facultad en 1961, así que es un texto que me pilla de pleno. La cutrez de la época que sólo doraba nuestra juventud…Y termina a su paso por El Escorial :” Está ahí, achaparradito, aplastedete, imitando a la parrilla que dicen, donde se hizo vivisección a ese sanlorenzo de nuestros pecados, a ese sanlorenzaccio que sabes, a ese sanlorenzón, a ese que soy yo, a ese lorenzo, lorenzo que me des la vuelta que ya estoy tostado por ese lado, como las sardinas, lorenzo, como sardinitas pobres, humildes, ya me he tostado, el sol tuesta, va tostando, amojamando, san lorenzo era un macho, no gritaba, estaba en silencio mientras le tostaban torquemadas paganos, estaba en silencio y sólo dijo-la historia recuerda que dijo-dame la vuelta que por este lado ya estoy tostado…y el verdugo le dio la vuelta por una simple cuestión de simetría. “ Os confieso que para mí es un libro “especial”…Lo releeré.


César

lunes, 13 de julio de 2020

LECTURAS DE VERANO 2020

Tengo entre mis manos un tomazo titulado Cuando Einstein encontró a Kafka. El autor es Diego Moldes, un escritor gallego. Lo publica Galaxia Gutenberg.
El libro lleva como subtítulo Contribuciones de los judíos al mundo moderno y es un gigantesco cotilleo sobre las aportaciones en todas las actividades de la vida de múltiples personajes judíos en ciencias e inventos, literatura y cultura, filosofía, historia y pensamiento, empresas y mundo financiero, informática e internet, deportes, cine, televisión, música , entretenimiento, cómics, arquitectura, industria editorial, periodismo y medios de comunicación…Termina con justicia y política. Después varios apéndices sobre apellidos judíos, bibliografía y otros. Creo que es un extraordinario libro de consulta para los interesados en el tema.

Vamos a la literatura que es lo nuestro. ¿ Os suenan Kafka, Proust, Stefan Zweig?.  Pasternak, Nadine Gordimer, Imre Kertész y Nelly Sachs , también Nobel compartido con S.Y.Agnon. Y Nobel también fue Saul Bellow, a la cabeza del grupo de narradores judíos americanos que más hemos leído : Phillip Roth, Bernard Malamud, Henry Roth, mi admirado Doctorow. Y también muy querido el europeo Joseph Roth, autor de Job y La marcha Radetzky. Imposible olvidar a los hermanos Singer, Yeroslav y el Nobel Isaac Bashevis. Tampoco se puede olvidar a Cynthia Ozick. Y Elias Canetti y Arthur Koestler. Entre los propios israelitas Amos Oz, David Grossman, Abraham Yehosúa, y uno leído por nosotros Aharon Appelfeld. Los rumanos Mihail Sebastian y Norman Manea. El búlgaro Angel Wagenstein, autor de la maravillosa El Pentateuco de Isaac que leímos con satisfacción. Y Alexander Wat, polaco, Franz Werfel, checo, los rusos Vasili Grossman (Vida y  destino) e Isaac Babel, el ucraniano Israil Métter autor de La quinta esquina y otro ucraniano David Bergelson. Un holandés Harry Mulisch. Un serbio Danilo Kis.  De origen judío son Modiano, Albert Cohen, Nathalie Sarraute, Iréne Némirovsky. Y los italianos Svevo, Moravia, Carlo Levi (Cristo se detuvo en Eboli), la maravillosa Natalia Ginzburg el poeta Umberto Saba. Hasta el australiano, también leído por nosotros David Malouf. Con toda seguridad me he dejado un montón en el tintero, sin citar. Perdón, me hago mayor y esto no es una tesis doctoral.

Luego está la literatura relacionada con el Holocausto, también inacabable. Está la propia historia del mismo. El clásico por excelencia es La destrucción de los judíos europeos, de Raúl Hilberg,  publicado por Akal en 2007. Creo que es el libro más caro que  he comprado : 100 euros de entonces… También hay crónicas de diversos campos. Algunas sirvieron de testimonio en Nuremberg. O guiones de TV que luego pasaron a libro, por ejemplo y de la BBC, Laurence Rees escribió Auschwitz, muy recomendable.  Finalmente está la narrativa memoria de protagonistas o la pura ficción. Entre los primeros, está, por supuesto, Primo Levi y su Si esto es un hombre, Imre Kerstéz y Sin destino, Elie Wiesel y La noche, La especie humana de Robert Antelme, Jean Amery y Más allá de la culpa y la expiación. Del gueto de Varsovia tenemos a su pianista Spilzman y la película…De Buchenwald varios de Semprún, para mí alguno muy flojo, pero La escritura o la vida, está muy bien. Y también están Ana Frank y Paul Celán y Hanna Arendt, por citaros tres aproximaciones completamente distintas la niña adolescente, el poeta consagrado, la filósofa.

Ahora una pequeña selección de narrativa.

-Nuestro hogar es Auschwitz, de Tadeusz Borowski, ed.Alba. Colección magistral de relatos. El autor sí que estuvo en Auschwitz y Dachau. Y como Levi,  Celán, Amery se suicidó. 

- El chal, Cynthia Ocick, lo reeditó Lumen en 2016. Pura literatura. Es de Nueva York.  No estuvo en los campos.

Dos más que he conocido a través del libro de Moldes  y se lo agradezco :

-Una oración por Katerina Horovitzová, del checo Arnost Lustig, Impedimenta 2012. El autor , de jovencito, estuvo en los campos.

-El prestamista, de Edward Lewis Wallant, Asteroide 2013. Wallant es otro magnífico autor judío que  por desgracia suya y nuestra, fallece a los 36 años. No estuvo en los campos.

Estas cuatro recomendaciones últimas pueden resultar duras de leer porque hay hechos terribles. Sin embargo, esto sucedió. Y no nos conviene olvidarlo. De paso nos sirve para no quejarnos mucho por la reclusión y el “babero” al que nos tienen sometidos en estos tiempos. Comparado con lo que vivieron los protagonistas de estos libros lo nuestro son regalos…

Buen verano.

César

viernes, 3 de abril de 2020

UNAS VACACIONES EN INVIERNO


A falta de pan, buenas son tortas. Si no podemos reunirnos en tertulia, al menos comentar algo para no perder el hábito.

Unas vacaciones en invierno, de Bernard MacLaverty, no es un libro fácil de comentar. Es sencillo, se lee muy bien, no hay nada que entender, sucede en pocos días, hay dos personajes principales, Stella y Gerry, se mencionan de vez en cuando a hijo, nuera y nieto que viven lejos, en Canadá, hay algún nombre propio más a lo largo del relato, pero muy pocos y de escasa relevancia : la acompañante de Gerry en el hospital, su maestro en arquitectura, la beguina que acoge a Stella, Kathleen, en uno de los pasajes más bellos del libro y poco más. Si incluimos la víspera y el regreso, la acción transcurre en cinco días. En los tiempos en que están solos el uno y el otro, evocan sus vidas, los comienzos de su relación y el acontecimiento traumático que les marcó para siempre a la par que analizan su situación actual, de descontento y sufrimiento por parte de Stella, de alcohólico severo en el caso de Gerry. Sus diálogos, irónicos, son muy divertidos y te hacen sonreír.  La descripción de sus vidas cotidianas, desde el comienzo del libro, no tiene desperdicio. Alcanza extremos de carcajada en alguna peripecia como el recorrido nocturno por los pasillos del hotel para deshacerse de los cascos de las botellas que para Gerry se convierte en una odisea. Otras veces, dosificado, es de gran emotividad: el noviazgo evocado por Gerry, el accidente, primero narrado por Gerry, después contado por Stella a Kathleen y finalmente evocado por la propia Stella en las horas esperpénticas pasadas en el aeropuerto a la vuelta a casa.

Son dos vidas normales,poco noveleras, profesora ella y arquitecto él. Sin especial significado. Eso sí, irlandeses del norte jóvenes en los años 70 del siglo pasado que les toca vivir la guerra que su país sufría entonces y que terminará afectándoles de forma dramática. Stella de familia pobre, progresa socialmente por ser buena alumna y termina siendo profesora. De refilón, el no conseguir una vivienda protegida siendo una familia de seis hermanos, te menciona la discriminación de los católicos en Irlanda del Norte a la par que describe la profundidad de su fe, la necesidad de ir a misa, aunque a veces se duerma en las homilías. Gerry, que a veces acude a la iglesia con ella, es mucho más escéptico. Pág.303 “¿Qué hay de mi fe?”, dice Stella. ”Eso es un debate. Debatir acerca del mayor engaño de nuestras vidas”, dice Gerry.  Este tema de la religiosidad, el cómo Stella vive su fe, convencida de que está en deuda con Dios y de que debe saldar esa deuda, ese es el motivo del viaje, y como lo vive Gerry que, por otra parte, se ha dedicado a construir escuelas católicas y arreglar altares tras el Vaticano II, es uno de los grandes aportes del libro.  El milagro de la hostia indestructible en la iglesia del Begijnhof es muy divertido, pero, ojo, que hay una personajilla que anota en el libro de visitas y que luego volverá a salir. La fe verdadera puede mover montañas. Al hilo, y me voy por la tangente, recuerdo la película Rompiendo olas, de Lars von Trier en la que Emily Watson, se prostituye como supremo sacrificio para que salga del coma su prometido que ha sufrido un accidente. O la maravillosa Ordet de Dreyer. Es curioso como los protestantes hacen mejor cine de milagros… Nuestra novela no cierra el tema, no lo puede cerrar porque, pienso, que es un tema sin cierre posible y que la religiosidad es un asunto estrictamente personal. Por otra parte, mi experiencia me dice que la educación religiosa mejora la convivencia social siempre que se rechace el fanatismo. Los mandamientos, al fin y al cabo, son un código de convivencia. Y me fui por las ramas…

El tema de Irlanda del Norte también es capital en el libro. Los años del IRA. Recordad películas de Daniel Day Lewis, En el nombre del padre o Boxer, también , más americana, de Harrison Ford y Brad Pitt , La sombra del diablo. El propio autor MacLaverty es un irlandés emigrado a Glasgow. Además del atentado terrible que sufre Stella, hay referencia a otro atentado múltiple  mientras se celebraba una reunión de la empresa de Gerry. Por otra parte, sólo es bueno el wiski irlandés… Pág.219  ¿Qué ala del IRA ,qué rama de asesinos unionistas ,qué político o predicador-en algunos casos ambos bajo el mismo sombrero-era más culpable?,etc… El autor, sin embargo, aunque abomina  las canciones patrióticas, busca los pubs irlandeses y ensalza a sus buenos barmans. Se siente profundamente irlandés.

Y el asunto para mí más relevante es el de los protagonistas después de más de cuarenta años de matrimonio. Como evocan y cuentan su enamoramiento, como se dirigen el uno al otro, con pullas irónicas llenas de gracia, como respetan sus manías, la hora de los achaques, salvo la bebida de Gerry que se pasa un montón, como enumera Gerry, al final, en el aeropuerto, de forma divertida, las innumerables capacidades de Stella a lo largo de casi seis págs. y el cariño con el que la consuela tras su horrible pesadilla y la dice te quiero. Y el libro acaba : “Creía que cada cosa y cada individuo en el mundo eran dignos de atención, pero la persona que estaba a su lado superaba con mucho todo eso. Para él su presencia era tan importante como el propio mundo. Como las estrellas que lo cubrían. Y si ella era un ejemplo de la bondad de ese mundo, entonces, poder transitar por él a su lado era un milagro más que suficiente”. Me vuelvo a emocionar.

Ya conocéis mi afición por los libros escritos por personas mayores, bueno, sin disfraces, por viejos. Hace años me entusiasmé con el libro de Doctorow, El cerebro de Andrew. Hace más años recuerdo como maravilloso el libro del checo Bohumil Hrabal, Una soledad demasiado ruidosa. Hace pocas tertulias me encantó, como sabéis, Kallifatides.  También su libro es el de una buena persona de mi época año más, año menos. MacLaverty nació en Belfast en 1942. Vive en Glascow. Es autor de novelas, cuentos, guiones. No conozco más obras traducidas. Hay un par de películas basadas en obras suyas Cal y The Lamb, que tampoco recuerdo haber visto en cines de aquí. La primera trata según he leído de un joven terrorista que se enamora de una señora, Helen Mirren, que ha perdido a su marido en un atentado. La segunda de un joven fraile,  Liam Neeson, que huye de un centro de acogida de menores con un chaval maltratado. Las menciono por si os suenan.
Quería poneros alguna foto del begijnhof de Amsterdan , pero tenéis información sobrada en internet. Estuve allí hace muchos años…

César

miércoles, 4 de marzo de 2020

CLASICOS




Acaba de salir en librerías El asedio de Troya, Galaxia Gutenberg, de mi admirado Theodor Kallifatides  por el único libro publicado en español, hasta ahora, Otra vida por vivir, que ya hicimos en la tertulia, creo que con general beneplácito.

Si mal no recuerdo, aunque puedo equivocarme, también habíamos hablado de Rescate, Asteroide, del excelente australiano David Malouf. Cuenta la búsqueda del cuerpo de Héctor que emprende su padre Príamo ante Aquiles.

También, si no me equivoco, hemos hablado de Colm Tóibín, La casa de los nombres,en Lumen. Recrea el regreso de Agamenón a Micenas . Las historias de Clitemnestra, Ifigenia, Electra, Orestes, nada menos que Esquilo, Sófocles, Eurípides. Casi toda la gran Tragedia griega.

No hace mucho leímos Una Odisea, Daniel Mendelsohn, Seix Barral. El libro nos gustó mucho. Repasamos la Odisea con el autor, su padre y las relaciones entre ambos. Además nos llevó a un crucero por los recorridos de Ulises.

Pues bien, he leído El asedio de Troya, de un trago, como una borrachera. Es una recreación de la Ilíada. Una orgía de violencia y sangre, pero también de amor, amistad, orgullo, dignidad, heroísmo, compasión…El autor defiende que es un libro antibelicista y es muy posible que lo sea. Os lo recomiendo mucho. Agamenón, Menelao, Ayax, Néstor y Héctor, Páris, Helena, Patroclo y, por supuesto, Aquiles…, y bastantes más. Una gozada.

Los clásicos, Homero el primero de todos, nunca fallan.

César