martes, 23 de mayo de 2017

Y OTRA VEZ STONER

John Williams, nació en Clarksville, Texas , en 1922. Desempeñó varios empleos en periódicos y emisoras de radio. En 1942 se enrola en el ejército y estuvo destinado en la India y Birmania. Después de la guerra se gradúa en la universidad de Denver. Publica su primera novela , que el propio autor rechazó después, y un libro de poemas. Desde 1950 hasta   1954 es profesor en la universidad de Misuri. Desde 1955 hasta su jubilación en 1986, es profesor de escritura creativa en la universidad de Denver. Tras jubilarse se retira a Fayetteville, Arkansas. Fallece en 1994.
Obra.
No cito su primera novela, que yo sepa, no traducida.
En 1960 publica  Butcher´s Crossing, en España en Lumen, 2013. A mi modo de ver es una novela de aventuras sobre la caza de búfalos, también novela de iniciación de un joven estudiante, con varios personajes arquetípicos. El hombre fuerte, líder, que domina y arrasa la naturaleza sin control, el religioso, un tanto timorato, el vividor que sólo piensa en la satisfacción de sus necesidades. Una sociedad, el medio Oeste, en transformación. Va a llegar el ferrocarril. En poblados provisionales se satisfacen las necesidades básicas. Unos tendrán futuro y otros desaparecerán. Se lee muy bien. Las peripecias de la caza de búfalos para obtener las pieles, butcher se traduce por carnicería…, son impresionantes.
Por curiosidad, y al hilo de Stoner, cito que en 1963 publica Poetas ingleses del Renacimiento.
En 1965 publica Stoner, aquí, como sabéis, editada por Baile del Sol desde 2010  .
En 1973 publica El hijo de César, en España Ed. Pàmies , 2016. Se trata de una biografía de Augusto, escrita con diversos enfoques : diarios, cartas, memorias, etcc… Se lee muy bien, muy entretenida. Fue National Book Award el año de su publicación.

Y ahora ya vamos con STONER.
Me parece un libro de lectura fácil y, en algunas páginas, apasionante.
El autor no engaña. Al comienzo de la novela ya nos dice , claramente, que es la historia de un hombre corriente : “para los más viejos, su nombre era un recordatorio del final que nos espera a todos, y para los más jóvenes un sonido que no evoca ninguna sensación del pasado ni ninguna identidad…”
El protagonista, hijo de campesinos y campesino el mismo hasta los 20 años, con la escuela a 15 kms. , con el sacrificio de los padres y su propio esfuerzo ,va a la universidad para estudiar Agricultura. Allí va a sufrir la primera transformación o epifanía o momento cumbre que denominaba Maslow, al descubrir, sin ser consciente, la belleza literaria en un soneto de Shakespeare, y con su tesón característico, el mismo que los bueyes ponen en tirar del arado, se dedica a estudiar literatura para terminar siendo profesor en la misma universidad. Hay una conversación muy interesante entre los tres amigos, casi al comienzo del libro, en la que Dave, al que luego siempre va a añorar, describe la universidad como un sanatorio ,un refugio, para enfermos, ancianos, infelices e incompetentes y lo aplica a Gordon y a William. No sé si todos los profesores de universidad estarán de acuerdo en esto.
Al terminar la guerra, esta vez la 1ª mundial, y normalizarse la vida académica, tiene otra experiencia cumbre, que marcará desdichadamente su vida : ve a Edith y se enamora , sin tener ni idea ni utilizar el raciocinio para nada. Y en aquella época pudibunda la persigue hasta el altar. “Era la típica chica de su época y su circunstancia. Había sido educada bajo la premisa de ser protegida de los graves incidentes que la vida pudiera poner en su camino, así como la de que no tenía otra misión que ser elegante y cómplice consumada de dicha protección, dado que pertenecía a una clase social y económica para la cual la protección constituía una obligación sagrada. Fue a colegios privados para chicas donde aprendió a leer, escribir y aritmética simple. En su tiempo libre se le incitaba a bordar, a tocar el piano, a pintar con acuarelas y a debatir sobre las obras más tiernas de la literatura. También había sido instruida respecto a indumentarias, carruajes, dicción para damas y moralidad.” (pág.52). Ya sabéis de mi afición a los ejemplos de la naturaleza. Es como matrimoniar un mulo, William perdóname, con una cabra loca, y además con mala uva. Después vienen las peripecias de su relación , hay que recordar al Chesil Beach de Ewans que leímos aquí, el nacimiento de Grace a la que la propia madre no cuida nunca y que encanta al padre, las diversas vejaciones que Edith infiere a William, las interrupciones e interferencias en su trabajo, la aversión de la suegra, aristócrata venida a menos , casada con un pequeño banquero no menos fracasado. En definitiva, William y Grace son felices cuando están solos.
 Y en una de estas ausencias de Edith, tiene lugar una tercera revelación : “ De vez en cuando se sentía tan arrebatado de entusiasmo, que tartamudeaba, gesticulaba e ignoraba los apuntes de clase que normalmente guiaban sus discursos… El amor a la literatura, al lenguaje, al misterio de la mente y el corazón, manifestándose en la nimia, extraña e inesperada combinación de letras y palabras…El amor que había ocultado como si fuese ilícito y peligroso, empezó a exhibirse, vacilante en un principio, luego con temeridad y, finalmente con orgullo” (pág.103).
Después viene más fases de la guerra de Edith. El relato, genial, de la guerra del departamento entre Lomax y William a causa del alumno contrahecho Charles Walker. La degradación académica de nuestro protagonista. La curiosa experiencia de su “desdoblamiento” (pág.159). “Tenía cuarenta y dos años y ante el no veía nada de lo que deseara disfrutar y había poco de lo pasado que le importara recordar” (pág.160). Y entonces, porque hay veces que la vida aprieta pero no ahoga, aparece Katherine Driscoll. Su relación ocupa el capítulo 13, unas 17 páginas… Personalmente, creo que es de las historias de amor más bonitas que he leído. Salva con gran dignidad la cursilería o la procacidad de estos temas. “En su tierna juventud, Stoner había pensado en el amor como en una manera de existir absoluta a la que podría acceder si era afortunado; en su madurez había pensado que era el cielo de una religión falsa a la que había que mirar con sosegado descreimiento benévolo y crónico desprecio y vergonzante nostalgia. Ahora, a su mediana edad empezaba a entender que no se trataba de un estado de gracia ni de una  ilusión; lo veía como un acto humano de conversión, una condición inventada y modificada minuto a minuto y día a día por la voluntad y la inteligencia del corazón.” (pág.172). Y cuando se va a terminar : “ Pero cuando salió del despacho de Gordon Finch notó, en la confusión que crecía desde un pequeño núcleo de su ser, que una parte de su vida había terminado, que una parte de él estaba tan próxima a la muerte que podía verla venir casi con sosiego” (pág.187). Y más adelante :”Porque a la larga, dijo Stoner,no es ni Edith, ni siquiera Grace, o la certeza de perder a Grace, lo que me mantiene aquí, no es ni el escándalo ni lo que me dueles, no son los obstáculos que tendríamos que superar, ni siquiera la pérdida del amor que tendríamos que afrontar. Era simplemente la destrucción de nosotros mismos, de lo que hacemos” (pág.188). Después , aquel verano no dio clases y tuvo la primera enfermedad de su vida. Comienza su acelerado inicio en la vejez. “ Pero William Stoner conocía el mundo de una manera que pocos colegas más jóvenes podrían comprender. Por dentro, bajo su memoria, yacía la experiencia de la dureza, el hambre, la resistencia y el dolor. Además del recuerdo de aquellos años de la granja de Bonneville, llevaba siempre cerca de su consciencia el conocimiento sanguíneo de su herencia, transmitida por ancestros cuyas vidas fueron duras, oscuras y estoicas y cuya ética común era mostrar a un mundo opresivo rostros inexpresivos, duros y fríos”. (pág.192). Y viene la segunda guerra mundial y su repercusión, al igual que la primera, en la universidad. La recuperación de su pasión por el estudio y la jugada que le hace a Lomax para recuperar sus clases. Su conversión en leyenda para los alumnos. La terrible historia de Grace. El paso de los años con la única satisfacción de dar sus clases. El libro de Katherine. “ Pero no lo había superado, lo sabía, y nunca podría hacerlo. Bajo la confusión, la indiferencia, el olvido, ahí estaba. El amor, intenso, fijo, siempre había estado ahí. En su juventud lo había dado sin pensar, lo había dado al conocimiento que le había revelado Archer Sloane; se lo había dado a Edith, en aquellos primeros días tontos y ciegos de cortejo y matrimonio, y se lo había dado a Katherine como si nunca antes lo hubiera hecho…No se trataba de una pasión de la mente ni de la carne; era más bien una fuerza que comprendía a ambas, como si fuese, más que un asunto de amor, su sustancia específica. A una mujer o a un poema, simplemente decía : ¡Mira!. Estoy vivo.” (pág.217).
Ya está bien. No voy a seguir. Nos queda su jubilación precipitada, su enfermedad, su muerte acariciando su libro como último gesto. Demasiada congoja para superarla después de una cena. Que cada uno la digiera como pueda.
John Williams cumplió. Nos ha contado la historia de un hombre corriente. Profesor universitario, pero podría haber sido carpintero. Salvo Grace que lo usa como medicina, en la novela no se bebe, no se cita a Dios, no hay agresividad física. Resulta que al cabo de los años la vida de Stoner ha sido una vida  anodina, como la casi totalidad de las vidas, los que desapareceremos sin nombre propio. Y ese es el mérito del autor : inmortalizar al hombre corriente , que hace el esfuerzo de querer algo, “y ese sentimiento dolorido y deforme sobrevive a todas las batallas”…(Olga Guirao dixit)

César


jueves, 4 de mayo de 2017

STONER de John Williams



Novela: STONER

Autor John Williams


Críticas:

Obra maestra ignorada

La semana pasada, en plena Via Po de Turín, Colum McCann, plantado literalmente en medio de la calle, me habló de una novela que había regalado ya unas 100 veces. ¡Unas cien veces! La novela, dijo, era Stoner, de John Williams. Como, además de gran escritor, McCann siempre ha sido un lector que tiene un gusto ajeno al tedio de lo comúnmente aceptado en novela, me dije que en cuanto llegara a Barcelona trataría de buscar ese libro.
En el avión de vuelta, hojeando distraídamente una revista francesa, encontré con la lógica sorpresa una reseña de Bernard Quiriny sobre Stoner, de John Williams: la novela había sido escrita en 1965 e ignorada durante décadas, pero de pronto reavivada por la canonizante editorial de la New York Review of Books y publicada después en París en la editorial Le Dilettante. Leyendo aquella nota de Quiriny, creí recordar una reseña muy elogiosa de Rodrigo Fresán sobre el libro y pensé que ojalá no me equivocara porque esto significaría que el libro de Williams había sido traducido al castellano. Lo estaba, lo confirmé en Internet en cuanto llegué a casa. Stoner no había sido percibida por ninguna de las casas editoriales importantes de este país y con buena vista la había publicado la editorial tinerfeña Baile del Sol, con una excelente traducción de Antonio Díez Fernández.
Impresiona el modo de contar de John Williams, su fuerza inusitada para los dramas minúsculos
La novela cuenta la historia de William Stoner, hijo de unos campesinos de Misuri, nacido a finales del XIX y enviado con gran esfuerzo por sus padres a la universidad para que estudie en la Facultad de Agricultura, donde un día, un profesor que está iniciando a sus alumnos en las virtudes de la literatura, se dirige directamente a él en clase para decirle: "El señor Shakespeare le habla a través de 300 años, señor Stoner, ¿le escucha?".
La luz, nos dice el autor, penetraba en aquel momento por las ventanas del aula y se posaba sobre los rostros de los compañeros de clase, de manera que la iluminación parecía venir de dentro de ellos mismos para salir hacia la oscuridad. Para el rústico joven Stoner, ese instante fue una iluminación, una gran revelación que, con el tiempo, incluso le llevaría a renunciar a la granja de sus padres y a convertirse en profesor de la universidad de Misuri, donde llevaría una vida sin alicientes, equivocándose en todo. Una vida laboriosa al servicio de la literatura, con multitud de errores sentimentales. La biografía de alguien que vistió siempre un traje equivocado. Y una vida condensada en una novela extraordinaria, que cuenta cómo "a alguien se le concedió la sabiduría y al cabo de los años encontró ignorancia".
¿Cómo olvidar cuando el discreto profesor, consciente de haber perdido el tiempo en su obstinado trabajo sin luces, se refugia al final en la imperturbabilidad que heredó de sus padres rurales, impasibles trabajadores de la tierra, constantes dibujantes de "surcos como oraciones en el papel"? Impresiona el modo de contar de John Williams, su fuerza inusitada para los dramas minúsculos y para el recuento cotidiano de nuestras resignaciones y decepciones, y sorprende que Stoner, siendo la obra maestra que es, haya podido ser ignorada durante tanto tiempo. Quizás despistó a más de uno por su aparente sencillez. Y es que, como dijera el actor Tom Hanks: "Se trata simplemente de una novela sobre un tipo que va a la universidad y se convierte en un maestro. Pero es una de las cosas más fascinantes que jamás he encontrado".
Creo que es fascinante también que sea en el fondo un elogio tanto de la rectitud moral como de la cultura del esfuerzo y del amor por la vieja literatura, con el patetismo que encierra todo eso. Y porque, a fin de cuentas, en plena crisis mundial, sorprende leer una oda tan intensa a los viejos valores morales heredados de una infancia hundida en las raíces agrícolas del Misuri más profundo y miserable, el más conmovedor también, porque es el que dice mejor la verdad sobre la vida.
http://abookadayparis.blogspot.com.es/2014/02/stoner-de-john-williams.html

Es más fácil encontrarla en catalán que en castellano