miércoles, 26 de noviembre de 2014

14

            
Soy partidario de seguir, más o menos, un “hilo” en las lecturas. Leer acerca de un tema, un autor sin limitarse a una sola obra,( salvo que ya sea un clásico y esa sea la obra), un país, bien sea su historia literaria o su producción actual. Una lectura aislada de un autor reciente, poco conocido, aunque sea best-seller, nos va a dejar poca huella salvo que lo relacionemos con su entorno, a no ser que Blas polemice, Cristian lo desmenuce o nuestro Antonio Priante lo estudie en su blog, digno de toda recomendación. Siguiendo el curso de este pensamiento, al hilo del 14, no podíamos pasar este año sin hablar de la Primera Guerra Mundial donde el mundo va a cambiar de forma definitiva en todos sus aspectos  y entra en una etapa que termina con lo que estos días se conmemora: la caída del Muro de Berlín. Caen cuatro imperios y nacen varias naciones. Comienza con escuadrones de caballería y uniformes románticos, pasa por increíbles carnicerías y termina con la aparición de los tanques , el auge de la aviación, el bombardeo de población civil. Termina el “clasicismo” en todas las artes: pintura ( pienso que los impresionistas son los últimos clásicos), música, arquitectura y, por supuesto, la literatura. Leed Viaje al fin de la noche, acordaros de dadaístas y surrealistas, aunque, quizás, la literatura es lo que mejor ha resistido. No debe ser nada fácil leer un libro “abstracto” o “dodecafónico”. Se ve que los letraheridos tenemos mejor criterio.

                        Conmemoramos este año el 100 aniversario de la 1ª Guerra Mundial . Me parece imprescindible hablar de ello , aunque es bastante imposible decir algo original sobre el tema . Varias historias clásicas y actuales la estudian con detalle y las obras de narrativa , poemas y testimonios son innumerables. Citaré, a mi juicio, las más importantes y de autores bien conocidos.
Alemanas y austriacas :

-Tempestades de acero, Ernst Jünger, Anagrama. Terminas de trinchera un poco harto.
-Sin novedad en el frente,Erich María Remarque,Edhasa. La más popular. Varias películas.
-La marcha Radetzky , Edhasa
-La cripta de los capuchinos, Acantilado.Ambas de mi muy admirado Joseph Roth
-El mundo de ayer, Stefan Zweig, Acantilado. Imposible no citarlo.

Inglesas :

-El final del desfile,Ford Madox Ford, Lumen. Magnífica. Enciclopédica.
-El retorno del soldado,Rebeca West,Edhasa. Muy entretenida.
-Los siete pilares de la sabiduría,T.E.Lawrence. Para Oriente  Medio, nada mejor.
-Adios a todo esto, Robert Graves,Edhasa. Todo un clásico.

Norteamericanos :

-Adios a las armas, E.Hemingway.Varias ediciones. Varias películas.
-Años inolvidables,John Dos Pasos. Varias ediciones.
-Los cañones de Agosto,Bárbara Tuchman, Península.Sin ser novela, uno de mis favoritos de una de mis autoras favoritas.



Checa :

-El buen soldado Svejk, Jaroslav Hasek, Destino, Círculo de lectores. Un clásico de un país de donde proceden Kafka, Hrabal, Kundera...

Franceses :

-El miedo, Gabriel Chevalier, Acantilado. Según la crítica, escalofriante.
-El viaje al fin de la noche, L.F.Celine, Edhasa y otras eds. Novela que hay que leer alguna vez en la vida.
-Los Thibault, Roger Martin du Gard. Los publicó Alianza en seis tomitos y ahora es inencontrable. No puedo entender que en 2014 no se haya reeditado. Extraordinaria historia familiar y de la época. Uno de mis novelones imperecederos.
Recientes : Nos vemos allá arriba, Pierre Lemaitre, Salamandra. 14, Echenoz, Anagrama , que hoy nos ocupa.

Y termino con Vicente Blasco Ibañez y Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Gran éxito en su época filmado más de una vez.

Para los perezosos, películas.

-Senderos de gloria, de Kubrick. Ahí está todo.
-Gallipoli, Peter Weir.Sobre el desastre de los australianos en los Dardanelos. Preciosa.
-Lawrence de Arabia, David Lean   .Por supuesto. ¿Cuantas veces la habéis visto?.
-La gran guerra, Mario Monicelli.Con Silvana Mangano, Gassman, A.Sordi. De obligado cumplimiento. Las famosas batallas del Isonzo, frente de los italianos.
-Capitán Conan, Bernad Tavernier. Interesantísima.
-War horse, Spielberg. Reconozco que me lo pasé bien, junto con los nietos mayores.
Hay varias versiones de Sin novedad en el frente y de Adiós a las armas, también acerca de aviadores (El barón rojo), dirigibles y otros temas resultones en pantalla. Bueno, ¿Quien no se acuerda de Gary Cooper en El sargento York?. A este paso no terminamos nunca.
No cito , a propósito, libros de historia propiamente dicha. Este año se han publicado varios excelentes.


14

En tamaño es una obrita y , sin embargo, recoge en sus pocas  páginas todos los enfoques desde los que un francés pudo vivir su Gran Guerra. El papel de los franceses en la siguiente catástrofe, la segunda guerra mundial, fue mucho más reducido. Todos los pueblos franceses conservan su monumento a los héroes y caídos en la primera guerra. También fue la guerra de los ingleses, que perdieron a toda una generación, de los alemanes por supuesto, a los que sirvió de aperitivo para la siguiente, de los rusos a los que cambió la historia de forma radical, turcos, italianos y otros muchos pueblos, o mejor ciudadanos o , mejor todavía, personas, víctimas de, siendo suave, la insensatez de personajes como el kaiser y otros impresentables. Y me parece que todavía no hemos aprendido lo suficiente. Reconozco que cuando oigo pueblo o poble, como genérico de habitantes de un territorio, no como sustantivo que nombra a un   pequeño núcleo urbano,  me pongo a temblar. Esta aversión la hago extensiva al concepto de pueblo como portador de una verdad eterna revelada,  muy propio de las religiones monoteístas y no hace falta que las nombre.


Un agradable  sábado de verano , convocados por las campanas, entre vino y euforia, los jóvenes son llamados para alistarse. En días sucesivos se les da ropa, se les adscribe a una escuadra, compañía, regimiento, brigada, división, cuerpo de ejército. Desfilan  vistosos y alegres y son enviados al frente, al matadero, sin que ellos tengan aún la menor conciencia : la guerra va a ser cuestión de pocos días.
Una anécdota sentimental , Blanche, mantiene la trama narrativa.
Mediante la descripción minuciosa del equipamiento , contenido de la mochila, por ejemplo, se nos va introduciendo en las penosas condiciones de vida del soldado.
El capítulo siete ya narra los inicios de la aviación y la muerte del guapo Charles.
Y , en seguida comienzan los combates. Capítulo 8.
Los capítulos 10 y 11 describen la batalla diaria en las trincheras (págs.56 a 68). No se puede expresar mejor el horror en  menos espacio. Anthime ya es un inválido y le felicitan por la suerte que ha tenido. En su mayoría los soldados eran campesinos, trabajadores del campo, artesanos o menestrales, población más bien proletaria entre la cual quien sabía leer , escribir y hacer cuentas como Anthime no eran los más...(comienzo pág.57). Siempre pagan los mismos.
El  capítulo 12 es el de los animales. El autor pasa revista a los mamíferos, aves, peces, insectos de la zona que vuelven a encontrarse como en la Prehistoria, con mención especial de piojos y ratas.
El 13 es el de la deserción de Arcenel, por pura inocencia, ni siquiera cobardía.
En la retaguardia la vida sigue y los inválidos han de adaptarse , los negociantes hacen su Agosto sin ningún escrúpulo. Blanche y Anthime consiguen que la vida se siga propagando.

Si las grandes batallas o la cita de grandes generales es la visión histórica, Echenoz consigue , a base de la descripción sucinta pero precisa de hechos y objetos humildes y cotidianos , la visión de la guerra desde las personas, desde el individuo que estaba allí y vivió aquello. Con esa economía  es capaz de  despertar en nosotros lectores una visión en cinemascope de aquella atrocidad. Le importa más el cómo ocurre el acontecimiento que el acontecimiento en sí y para ello da vida a los personajes, pero también a los objetos o los animales, casi como un científico, y, sin arrebatos sentimentales, te mete de lleno en  lo que quiere contarte. El comienzo alegre y confiado, la transformación paulatina de aquellos soldados, la terrible e inútil guerra de trincheras , singular y estúpida matanza con medios cada vez más atroces, los gases, por ejemplo, la vida en la retaguardia  (Nos vemos allá arriba, de Pierre Lemaitre, describe a los aprovechados de la guerra), con el deterioro de la vida cotidiana, los negocietes , la difícil readaptación de los inválidos.
No quiero privarme del tópico : lo bueno si breve , dos veces bueno.

Jean Echenoz. Tiene 67 años. Vive en París. Es Premio Médici, Premio Goncourt por Me voy, la he leído, también en Anagrama.  Tiene otros premios más y es candidato al Nobel. He leído su trilogía : Ravel, acerca del músico, Correr, muy bonita, acerca de Zátopek y Relámpagos sobre Nikola Tesla , ingeniero nacido en Croacia, de origen serbio, todo ello entonces imperio austro-húngaro, que hizo su carrera en EEUU ¿ os acordáis de la película  El truco final?. En esa película sale Tesla.



El estilo de Echenoz siempre es similar. A base de detalles descriptivos de objetos, atuendos, exposición breve de acontecimientos, sin pasión , te sumerge en una atmósfera de gran veracidad. Recuerda al reciente Nobel  Patrick Modiano.


Siguiendo a Echenoz, me aplico la máxima de Gracián.  En mi caso, ya que no bueno, al menos seré breve.

César .



4 comentarios:

  1. Quien de nosotros no ha tenido que sintetizar en una frase, o, más aún, en una palabra el significado, el mensaje, la idea principal de todo un texto. Es un ejercicicio que se plantea en muchas asignaturas y con razón. Esa sola palabra representa un ejercicio árduo para el cerebro. Leer, comprender, abstraer, eliminar, seleccionar y elegir LA PALABRA en cuestión. Con ello no solamente evidenciamos nuestra salud mental sino también dejamos entrever nuestra personalidad y nuestra escala de valores.
    Algo así creo que hace el Sr. Echenoz. Se propone explicar la primera Gran Guerra y elige una via verdaderamente original. Se queda con la esencia....con esa palabra última recopilatoria de todo lo demas. Rechaza hacer una obra magistral, eciclopédica, (para qué, en el siglo de Internet). Tampoco se entretiene en desmenuzar un episodio concreto que pudiéamos extrapolar. No ahonda en la psicología ni en los sentimientos de los personajes. Evita largas descripciones paisajísticas o de cualquier otro tipo, y mucho menos pretende enviarnos mensajes ideológicos o moralizantes.
    Una pincelada en cada capítulo siguiendo un orden cronológico, ese es su método y le sale perfecto. Desde la ingenuidad inicial de los llamados a filas, que rompen con su rutinaria y posiblemente apacible vida, para participar en una "gesta heroica" (eso si, de breve duración), al siguiente capitulo donde empieza a imponerse la realidad y los ecos triunfalistas han desparecido (el viaje en tren, las horas muertas, la incomodidad, el reparto de uniformes). En seguida los primeros contactos con la batalla:. aturdimiento, disparos, morir, matar. Pocas introspecciones filosóficas, solamente adaptarse, y sobrevivir. En los capitulos centrales la interminable etapa de las trincheras (personalmente no se me ocurre nada más atroz) avanzar y retroceder cuatro palmos de tierra sanguinolienta y fanganosa, el sumum de la sinrazón.
    La intervención siempre presente del azar (al espabilado Charles que cae a la primera, no le libran de la muerte ni su carisma ni las influencias de Blanche); ese mismo azar que cercena el brazo de Anthime y le permite volver a casa entre entre los aplausos de los compañeros. Impactante me parece el grito del soldado inválido. En otro capítulo, el fusilamiento posterior de otro compañero por su supuesta deserción. Que bonito el paseo errante de Arcenel en busca de la vida, de lo conocido, de lo familiar, esa huida inconsciente del horror y que le va a costar la vida. En los últimos capítulos se esboza la triste inadaptación de los supervivientes. Nada puede ser igual que antes. Los
    Y, capitulo aparte y en mi opinión, uno de los más conseguidos quizá porque se prodiga poco en la literatura, es el de los animales enloquecidos vagando libres, heridos, aturdidos y como no, sirviendo de alimento inmediato. Un último capítulo, breve, austero, con final esperanzador: la vida continua.
    Cierto es que en esas 100 paginas el autor nos ha transmitido todo lo que podiamos imaginar que pudo ser ese gran desastre y lo ha hecho con sencillez, sin pretensiones, sin necesidad de demostrar su talento literario, aunque este aflora continuamente. Una lección de inteligencia.
    No obstante, como lectora y sabiendo reconocer el mérito de "14", tampoco le hago el feo a las obras de estilo tradicional donde se cuentan las historias con los métodos de siempre, con profusión de detalles, con riqueza de vocabulario, con conocimiento y descripción exahustiva de la psicologia de los personajes. Eso, no lo olvidemos, tambien es, o quizá más todavía, la literatura.
    Mis disculpas por no haberos visitado ayer, lo cierto es que os heché mucho en falta.

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    1. A la vista de tu comentario se comprende que sin tu presencia la tertulia pierde sabiduría ,equilibrio, moderación , serenidad y, por supuesto , belleza...Ten la bondad de recuperarte pronto.

      César.

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  2. Quiero poner una nota discordante, negativa y, sobre todo, subjetiva, muy subjetiva. Los libros (los autores) son como las personas. Unos te caen simpáticos y otros no. Reconociendo su maestría literaria, 14 no me cae simpático. Imagino a Joseph Roth contando esa historia. Pero es que Roth - no confundir con Philip - es un ángel, mientras que Echenoz tiene alma de instrumento quirúrgico.

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    1. Pensaba charlar anoche un rato contigo, pero no ha podido ser...
      Creo que lo de Echenoz es un dibujo a plumilla, nítido, limpio, conciso, pero no le falta detalle. Hay pocas narraciones breves que sean tan ricas en la narración de hechos, Recuerdo ahora una ejemplar : Los náufragos del Batavia, de Simón Leys, en Acantilado. Ya la he citado en alguna otra ocasión en este blog.También narra un hecho real y si faltara una sola palabra se alteraría el significado...En resumen, me gustan las narraciones que son capaces de desplegar de forma sucinta, pero a la vez panorámica, un acontecimiento.El lector puede poner el colorido. No es fácil, Es tarea de extraordinarios reporteros . Puestos a pensar, citaría a Chaves Nogales y su libro A sangre y fuego o también los reatos de Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez, q.e.p.d.

      A Joseph Roth le idolatro. Soy capaz de llorar cada vez que leo Job. Y, efectivamente, La marcha Radetzky, seguida de La cripta de los capuchinos, son obras excelentes.
      Si Echenoz escribe como un dibujo a plumilla, J.Roth sería un excelente acuarela...
      Comparaba a Echenoz con Modiano. Se parecen sólo en el tamaño. Ambos son franceses y escriben relatos breves. Pero Modiano es "neblinoso", me parece que escribe a carboncillo...

      César

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