viernes, 3 de abril de 2020

UNAS VACACIONES EN INVIERNO


A falta de pan, buenas son tortas. Si no podemos reunirnos en tertulia, al menos comentar algo para no perder el hábito.

Unas vacaciones en invierno, de Bernard MacLaverty, no es un libro fácil de comentar. Es sencillo, se lee muy bien, no hay nada que entender, sucede en pocos días, hay dos personajes principales, Stella y Gerry, se mencionan de vez en cuando a hijo, nuera y nieto que viven lejos, en Canadá, hay algún nombre propio más a lo largo del relato, pero muy pocos y de escasa relevancia : la acompañante de Gerry en el hospital, su maestro en arquitectura, la beguina que acoge a Stella, Kathleen, en uno de los pasajes más bellos del libro y poco más. Si incluimos la víspera y el regreso, la acción transcurre en cinco días. En los tiempos en que están solos el uno y el otro, evocan sus vidas, los comienzos de su relación y el acontecimiento traumático que les marcó para siempre a la par que analizan su situación actual, de descontento y sufrimiento por parte de Stella, de alcohólico severo en el caso de Gerry. Sus diálogos, irónicos, son muy divertidos y te hacen sonreír.  La descripción de sus vidas cotidianas, desde el comienzo del libro, no tiene desperdicio. Alcanza extremos de carcajada en alguna peripecia como el recorrido nocturno por los pasillos del hotel para deshacerse de los cascos de las botellas que para Gerry se convierte en una odisea. Otras veces, dosificado, es de gran emotividad: el noviazgo evocado por Gerry, el accidente, primero narrado por Gerry, después contado por Stella a Kathleen y finalmente evocado por la propia Stella en las horas esperpénticas pasadas en el aeropuerto a la vuelta a casa.

Son dos vidas normales,poco noveleras, profesora ella y arquitecto él. Sin especial significado. Eso sí, irlandeses del norte jóvenes en los años 70 del siglo pasado que les toca vivir la guerra que su país sufría entonces y que terminará afectándoles de forma dramática. Stella de familia pobre, progresa socialmente por ser buena alumna y termina siendo profesora. De refilón, el no conseguir una vivienda protegida siendo una familia de seis hermanos, te menciona la discriminación de los católicos en Irlanda del Norte a la par que describe la profundidad de su fe, la necesidad de ir a misa, aunque a veces se duerma en las homilías. Gerry, que a veces acude a la iglesia con ella, es mucho más escéptico. Pág.303 “¿Qué hay de mi fe?”, dice Stella. ”Eso es un debate. Debatir acerca del mayor engaño de nuestras vidas”, dice Gerry.  Este tema de la religiosidad, el cómo Stella vive su fe, convencida de que está en deuda con Dios y de que debe saldar esa deuda, ese es el motivo del viaje, y como lo vive Gerry que, por otra parte, se ha dedicado a construir escuelas católicas y arreglar altares tras el Vaticano II, es uno de los grandes aportes del libro.  El milagro de la hostia indestructible en la iglesia del Begijnhof es muy divertido, pero, ojo, que hay una personajilla que anota en el libro de visitas y que luego volverá a salir. La fe verdadera puede mover montañas. Al hilo, y me voy por la tangente, recuerdo la película Rompiendo olas, de Lars von Trier en la que Emily Watson, se prostituye como supremo sacrificio para que salga del coma su prometido que ha sufrido un accidente. O la maravillosa Ordet de Dreyer. Es curioso como los protestantes hacen mejor cine de milagros… Nuestra novela no cierra el tema, no lo puede cerrar porque, pienso, que es un tema sin cierre posible y que la religiosidad es un asunto estrictamente personal. Por otra parte, mi experiencia me dice que la educación religiosa mejora la convivencia social siempre que se rechace el fanatismo. Los mandamientos, al fin y al cabo, son un código de convivencia. Y me fui por las ramas…

El tema de Irlanda del Norte también es capital en el libro. Los años del IRA. Recordad películas de Daniel Day Lewis, En el nombre del padre o Boxer, también , más americana, de Harrison Ford y Brad Pitt , La sombra del diablo. El propio autor MacLaverty es un irlandés emigrado a Glasgow. Además del atentado terrible que sufre Stella, hay referencia a otro atentado múltiple  mientras se celebraba una reunión de la empresa de Gerry. Por otra parte, sólo es bueno el wiski irlandés… Pág.219  ¿Qué ala del IRA ,qué rama de asesinos unionistas ,qué político o predicador-en algunos casos ambos bajo el mismo sombrero-era más culpable?,etc… El autor, sin embargo, aunque abomina  las canciones patrióticas, busca los pubs irlandeses y ensalza a sus buenos barmans. Se siente profundamente irlandés.

Y el asunto para mí más relevante es el de los protagonistas después de más de cuarenta años de matrimonio. Como evocan y cuentan su enamoramiento, como se dirigen el uno al otro, con pullas irónicas llenas de gracia, como respetan sus manías, la hora de los achaques, salvo la bebida de Gerry que se pasa un montón, como enumera Gerry, al final, en el aeropuerto, de forma divertida, las innumerables capacidades de Stella a lo largo de casi seis págs. y el cariño con el que la consuela tras su horrible pesadilla y la dice te quiero. Y el libro acaba : “Creía que cada cosa y cada individuo en el mundo eran dignos de atención, pero la persona que estaba a su lado superaba con mucho todo eso. Para él su presencia era tan importante como el propio mundo. Como las estrellas que lo cubrían. Y si ella era un ejemplo de la bondad de ese mundo, entonces, poder transitar por él a su lado era un milagro más que suficiente”. Me vuelvo a emocionar.

Ya conocéis mi afición por los libros escritos por personas mayores, bueno, sin disfraces, por viejos. Hace años me entusiasmé con el libro de Doctorow, El cerebro de Andrew. Hace más años recuerdo como maravilloso el libro del checo Bohumil Hrabal, Una soledad demasiado ruidosa. Hace pocas tertulias me encantó, como sabéis, Kallifatides.  También su libro es el de una buena persona de mi época año más, año menos. MacLaverty nació en Belfast en 1942. Vive en Glascow. Es autor de novelas, cuentos, guiones. No conozco más obras traducidas. Hay un par de películas basadas en obras suyas Cal y The Lamb, que tampoco recuerdo haber visto en cines de aquí. La primera trata según he leído de un joven terrorista que se enamora de una señora, Helen Mirren, que ha perdido a su marido en un atentado. La segunda de un joven fraile,  Liam Neeson, que huye de un centro de acogida de menores con un chaval maltratado. Las menciono por si os suenan.
Quería poneros alguna foto del begijnhof de Amsterdan , pero tenéis información sobrada en internet. Estuve allí hace muchos años…

César

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