viernes, 20 de abril de 2012

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De Historia de una vida, (Península 2005)


Durante los días que vagué por los campos y los bosques, aprendí a preferir el bosque a los campos abiertos, los establos a las casas, los inválidos a los sanos, los marginados del pueblo a los aparentemente honestos. De vez en cuando la realidad me desmentía, pero la mayoría de las veces se confirmaban mis sospechas. Con el paso de los días comprendía que los objetos inanimados y los animales eran mis verdaderos amigos. En el bosque estaba rodeado de árboles, plantas, pájaros y pequeños animales. No les tenía miedo. Estaba seguro de que no me tocarían. Con el tiempo me familiaricé con las vacas y los caballos y ellos me ofrecieron un calor que guardo en mí hasta el día de hoy. A veces me parece que no fueron personas las que me salvaron sino los animales que encontré en mi camino. Las horas que estuve en compañía de cachorros de perros, gatos y ovejas fueron las mejores horas en los días de la guerra. Estaba con ellos hasta el anochecer, me quedaba dormido a su lado, y entonces mi sueño era tranquilo y profundo como en el lecho de mis padres. (pág.96)

Fue entonces cuando desarrollé mi desconfianza hacia las palabras. Una corriente fluida de vocablos despierta en mí desconfianza... Prefiero el tartamudeo, el esfuerzo de depurar las palabras y ofrecerte algo interior... Las palabras no tienen la fuerza suficiente para enfrentarse a las grandes catástrofes, son pobres, inadecuadas y mixtifican. Ni siquiera las antiguas plegarias tienen el poder necesario para afrontar la catástrofe. (pág.98-99)

La literatura lleva en su interior todos los elementos de la fe : seriedad, interiorización, melodía y el contacto con los contenidos ocultos del alma... (pág.109)

Un escritor extrae de su interior lo que escribe, y la mayoría de las veces escribe sobre sí mismo; y si sus palabras tienen un significado, es porque es fiel a sí mismo, a su voz, a su ritmo. La generalización y el tema son una consecuencia secundaria de su obra, no lo principal. Yo era un niño durante la guerra, y todo lo que le sucedió a él y en él, continuó durante sus años de adulto : la pérdida de su casa, la pérdida del idioma, la desconfianza, el miedo, los impedimentos al hablar, la extrañeza. A partir de esos sentimientos elaboro mis historias. Sólo palabras adecuadas construyen un texto literario, no el tema. No pretendo ser un emisario, un cronista de guerra ni saberlo todo. Me conecto a los lugares donde estuve y escribo sobre ellos. No tengo la sensación de estar escribiendo sobre el pasado. El pasado en sí es una pésima materia para la literatura. La literatura es un presente en llamas, no en un sentido periodístico, sino porque aspira a otorgar al tiempo una presencia constante. (págs.116-117)

Todo aquel que sobrevivió a la guerra lo hizo gracias a una persona que le ayudó en un momento de gran peligro. No vimos a Dios en los campos de concentración pero sí a personas justas. La antigua leyenda judía según la cual el mundo existe por el mérito de los pocos justos era cierta entonces, como ahora.. Los años del ejército fueron importantes para mí no por haberme inculcado valores nuevos, sino porque me llevaron a los orígenes de mi vida, una vida que había perdido durante la guerra y cuyo recuerdo iba desvaneciéndose, y era como si esa vida resucitara precisamente en el ejército. Allí me di cuenta claramente de que el mundo que había dejado atrás, mis padres, mi hogar, la calle, la ciudad, vivía y estaba arraigado en mí, y todo lo que me sucedía o me iba a suceder estaba ligado al mundo en el que había crecido. En el momento en que lo comprendí, dejé de ser un huérfano que vive atenazado por la soledad propia de los huérfanos y empecé a ser una persona que tiene asidero en el mundo.(págs.130-131)

El individuo, con toda su importancia, no lo es todo. La comunidad lo precede, ya que la comunidad ha creado la lengua, la cultura y la fe. Si el individuo contribuye con su parte a la comunidad, la eleva y se eleva con ella. Un artista que no es capaz de hacer esto no será incluido en la memoria de su pueblo.(pág.149)



En la entrevista de Phillip Roth : El oficio : un escritor,sus colegas y sus obras (Seix Barral 2003)

Crear equivale a ordenar, clasificar, elegir las palabras y el ritmo más adecuados a la obra. Los materiales están tomados de la propia vida , pero lo creado es una criatura independiente. ..La realidad siempre es más fuerte que la imaginación humana. No sólo eso, es que, además, la realidad puede permitirse el lujo de ser increíble, inexplicable, de situarse fuera de toda proporción. Para gran dolor de mi corazón, la obra creada no puede permitirse las mismas libertades. (pág.43)

Aprendí hebreo con muchísimo esfuerzo. Es una lengua difícil, severa y ascética. Un antiguo proverbio dice que el silencio es la cerca que protege la sabiduría. La lengua hebrea me enseñó a pensar, a ser ahorrativo en palabras, a no usar demasiados adjetivos, a no intervenir demasiado, a no interpretar...(pág.47)

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