viernes, 27 de julio de 2012

Literatura y alcohol


I.-           

Sobre literatura y alcohol , valga este último término por consumo de bebidas alcohólicas, hay cerca de cuatro millones de entradas en internet, es decir que los estudios, opiniones, citas y tonterías varias dichas acerca de este tema son inabarcables.

                        Las opiniones más serias se remontan a la Biblia, a Noé, con cuadros famosos de su borrachera y las bodas de Caná, también pintada en varias ocasiones.

                        Ulises emborracha a Polifemo para poder huir de su cueva. Simposium era una agradable reunión de amigos, con comidas y bebidas adecuadas para charlar de asuntos diversos. En fin, como nuestras tertulias.

                        En sus andanzas por Asia Menor las tropas de Alejandro Magno llegaron a la ciudad de Anquíalo. En el centro de la ciudad se alzaba la tumba de Arsubanipal, rey de Asiria a mediados del siglo VII a.C. En la tumba había una talla del rey aplaudiendo, con las manos encima de la cabeza y, debajo, una inscripción en escritura cuneiforme. Intrigado, Alejandro hizo que se la tradujeran : “ Sardanápalo, hijo de Anacindaraxes construyó Anquíalo y Tarso en un solo día. Desconocido, come, bebe y haz el amor, pues el resto de los asuntos humanos no son merecedores de esto”. Con “esto”, se refería a los aplausos del rey. El historiador Aristóbulo, que escribió su libro cuando ya había cumplido ochenta años, qué envidia, eludió de manera pudibunda la referencia al sexo y parafraseó : “come, bebe y diviértete”, pero Calístenes registró con exactitud las indecorosas palabras. Ejemplos de pudor o naturalismo podrían llenar otros millones de referencias. Comparad a Jane Austen y Henry Miller, por ejemplo. El caso es que Alejandro, como una negación viviente de cualquier filosofía del pasotismo, prosiguió con su avance.

                        Unas doscientas páginas más adelante en la biografía de Alejandro de Robin Lane  (Acantilado) que utilizo, estaba celebrando un banquete en Samarcanda con sus amigos griegos y los generales del ejército y durante la cena el vino corrió en abundancia. Beber mucho es el premio a la supervivencia en tierras de clima extremo, bien sea Uzbekistán o el desierto de Arizona...Mirad en vuestra memoria las llegadas de vaqueros al saloon que tenéis registradas...Las pocas fuentes de agua están contaminadas con salitre y el vino es la única alternativa para aplacar la sed. Además , los macedonios lo tomaban solo, los griegos lo rebajaban con agua. En ese banquete  hubo una discusión entre Alejandro y Clito, un imprescindible general de caballería, y la discusión terminó con Alejandro matando de un lanzazo a Clito. Horrorizado quiso suicidarse. Permaneció encerrado tres días sin comer ni beber sollozando entre murmullos “el asesino de mis amigos”. La carga de la culpa y la vergüenza le resultaban intolerables.

                        Hagamos una alto. Desde los principios de la historia, sabemos de la existencia del vino, principalmente en las riberas del Mediterráneo a las cuales, por fortuna, pertenecemos. Se ha utilizado como bebida y como fuente de calorías. He conocido zonas donde, si no había leche materna, se criaba a los niños con sopas de vino. Sin embargo, como todos los elementos que el organismo humano puede utilizar, debe ingerirse dentro de ciertos límites. Hasta el oxígeno y el agua en exceso, matan. El paso entre la situación placentera y la salvajada más brutal es estrecho. El vino induce efectos psíquicos con relativa rapidez y es imprescindible que cada uno sepa sus fronteras. Sólo se puede saber con la práctica porque la respuesta individual es muy variable. También recomiendo otra dos preguntas  por y para qué bebemos y que seamos honestos en las respuestas. De esta forma, lo tomo de Gaziel en La península inacabada, conseguiremos estar “ saturats de la joia suprema que els grecs antics, els més savis dels homes , en deiem amb una gran senzillesa la dolçor de beure la llum”.


II.- 
  
Sigamos y, a ser posible, con mayor brevedad.

Del clasicismo romano, son famosas las borracheras de Cátulo. No las presencié. Seguro que os hacen más gracia las bacantes. Arrebatadas por el delirio de Dionisio, también llamado Baco, formaban cortejos donde danzaban y cantaban, con el cabello suelto y el pecho desnudo, apenas cubiertas por unas pieles...Fueron confundidas con las ménades, las ninfas que criaron a Dionisio y a las que la leyenda atribuía la capacidad de hacer manar de los árboles vino, leche y miel. Dichosa edad siglos dorados. Y con un recuerdo para los ágapes en triclinios y para Ovidio  y tantos otros pasemos a la Edad Media.

Del siglo XI-XII es siempre citado en estos temas el persa Omar Khayyam. No me resisto a transcribir alguna de sus muchas estrofas. De verdad, cualquiera. Por ejemplo : “ Me dicen : No bebas más Khayyam “. Yo les digo : Cuando bebo oigo lo que dicen las rosas, los tulipanes y los jazmines. Oigo, incluso, lo que no puede decirme mi bienamada. Otra : Sueño sobre la tierra. Sueño bajo la tierra. Sobre la tierra, bajo la tierra, cuerpos tendidos. Nada en todas partes. Desierto de la nada. Unos hombres llegan. Otros se van. ( La verdad es que esta no pega mucho en este contexto, pero , ¿a qué está bien?). Para compensar : Oigo decir que los amantes del vino serán condenados. No hay verdades, pero sí hay mentiras evidentes. Si los amantes del vino y del amor van al Infierno, el Paraíso debe estar vacío. Vale. De la que se libró al nacer antes de la Persia de Jomeini.


Del siglo XIII-XIV citemos al Arcipreste de Hita y su Libro del Buen Amor.
Del XIV-XV a François Villon.
Del XV-XVI a Rabelais.

Del XVI-XVII nada menos que a Lope de Vega, Quevedo y Góngora. Estos dos últimos con repetidas acusaciones mutuas de embriaguez . Todos ellos con el tinto de Valdepeñas...  ¿ Y qué me decís del Falstaff de Shakespeare  ¿. También he buscado una referencia en Macbeth, donde dice que el vino aumenta el deseo pero disminuye la potencia...No la he encontrado con las prisas, pero me parece que es real. Y ahí esta Don Quijote destripando pellejos de vino.

El XVIII es el siglo de la Razón. Bueno, el mismísimo Rousseau le daba bien al vinillo...Y recuerdo con agrado los buenos tragos en el Tom Jones , de Fielding. También Robinson Crusoe se acuerda de bajar las barricas. Con certeza el número de bebedores ha aumentado al paso de los siglos por el propio aumento de la población, según dijo Perogrullo. Y en el XVIII hubo más que en el XVII.

Pero es en el XIX cuando el alcohol entra en la leyenda literaria, con el malditismo de Baudelaire, aficionado a la absenta, como Wilde, Verlaine y Rimbaud y antes el gran Poe. Leed el prólogo de Cortazar a sus cuentos completos. Yo los tengo en dos tomos en Alianza.Y también Dostoyevski y entre nosotros el insigne Don Marcelino Menéndez Pelayo, el mayor erudito de la historia antes de Wikipedia, muerto de forma prematura a causa del anís. Creo que a España le iría diferente si se obligase a los estudiantes de bachiller a leer la Historia de los heterodoxos españoles, con sus miles de páginas. Al final sabrían leer. Convencidos de que el alcohol, y otras drogas, estimulaban la inspiración, destruyeron sus vidas de forma precipitada.  La absenta, el hada verde, con más de 80º de graduación, fue prohibida en 1915.  Puedo aseguraros que hay un Chinchón de mayor graduación.

Y ahora tenemos que pasar el testigo a Norteamérica. Ella sola constituye toda una saga de grandes escritores alcohólicos, de alcohol y política, de alcohol y crimen y cine y todo lo que queráis. ¿ A qué os suena?.


III.-
          
Comencemos por la Generación Perdida, también conocida como Generación Húmeda. Faulkner, Scott Fitzgerald, Hemingway, Steinbeck...Faulkner, ingresado varias veces, creo que bebía Martinis y wiski. Fitzgerald, también ingresado varias veces, trató de dosificar la bebida tomando un vaso de cerveza..., cuarenta veces al día. Hemingway me parece que era de daiquiris y al final el hígado le sobresalía de la barriga como una sanguijuela gorda y larga. Y también otros dos Nóbel Sinclair Lewis y O´Neill. Y los grandes autores de novela negra, Hammett y Chandler ( recetas de gimlet) y otros. Tendríamos que dedicar alguna sesión a uno de estos últimos, especialmente Dashiel Hammet. Todos tienen alguna obra o varias maravillosas. ¿Inspiradas por el alcohol?. No, más bien el alcohol frenó seriamente sus talentos y la producción de todos ellos se ve mermada por la bebida. A mayor cantidad de alcohol, mayor daño cerebral y la persona que sigue consumiendo, aumenta el daño. La escritura queda bloqueada.

            Después viene la generación beat, más bien politoxicómana. Algunos de ellos, donantes y tomantes, salen en las memorias de Gore Vidal o las más recientes de Hitchens, este último muy amigo de Martin Amis. Ginsberg, Kerouac,Cassady, Bukowski, Burroughs. Este último a la búsqueda
 del alucinógeno perfecto en México , la ayahuasca.

            También era alcohólico Truman Capote, y, más recientemente, Raymond Carver.

            Dejo de lado la gran literatura, y cine, a que ha dado lugar la peripecia legal del consumo de bebidas alcohólicas en EEUU, la Ley Seca, la mafia y todo eso. Otro mundo.

            ¿Y mujeres?. Sí, también . Dorothy Parker, la admirada Carson Mc Cullers, la de Un corazón solitario, primera tertulia a la que asistí, extraordinaria novela. La francesa Marguerite Duras y tantas otras, quizás más en secreto.

            Volvamos a Europa : Graham Greene y el J.B., Lawrence Durrell, Dylan Thomas. Imposible que yo olvide al bebedor de cerveza Bohumil Hrabal.
            A los actuales silenciémosles con respeto.

            Ahora bien, tenemos escritores alcohólicos a los que la bebida puede que alguna vez les inspirase, pero que , con el tiempo, les entorpece y bloquea. También tenemos libros donde corre el vino, si es alemán o irlandés la cerveza, si de piratas el ron, si más moderno el wiski, bourbon o escocés, blended o malted..., y hay novelas donde se bebe mucho, en la última, Un amor pequeño, sin ir más lejos, inspiradora de estas líneas, junto con la soberbia serie Mad Men, ¿pero eso es literatura alcohólica?.

            Yo creo que novelas alcohólicas son en las que el protagonista es el bebedor y cuenta sus vivencias de intoxicado  en vivo y en directo, como quien dice. Para poneros ejemplos cito cuatro. Supongo que podrían ser más.

            Robert Louis Stevenson fue un gran bebedor y un extraordinario narrador. Pues bien , El extraño caso del Dr.Jekill y Mr.Hyde, ha sido interpretado como la transformación absoluta a la que nos lleva el alcohol. Describe como una buena persona puede convertirse en un monstruo y como la pócima milagrera es su única pasión.

            La de William Styron, no es novela, sino relato autobiográfico : Esa visible oscuridad. El autor, bebedor habitual, se ve inmerso en una profunda depresión y analiza las causas. Recordad que es el autor de La decisión de Sophie y de Las confesiones de Nat Turner.





IV.-

            Vamos ya con los dos pesos fuertes de la descripción alcohólica. A mi juicio, uno de ellos es La leyenda del santo bebedor, de mi admirado y muy leído Joseph Roth. El prólogo en la edición de Anagrama es de Carlos Barral y cuenta como tiene implantadas unas pastillitas de disulfiram, (Antabús), subcutáneas, que le impiden beber y como sueña con el fin de la cuarentena que le declare exento del suplicio de mantenerse abstinente. La novela, también hay película muy bonita, trata de como el vino, o, en este caso el ajenjo, puede obrar milagros por encima del bebedor...Al hilo de Roth, si estáis interesados en el autor, hay un libro de Morgenstern, en Pre-Textos, Huida y fin de Joseph Roth,
 donde se cuentan los últimos días alcohólicos en París del inolvidable autor de Job, La marcha  Radetzky o La cripta de los capuchinos.

            Finalmente, todo llega, Malcolm Lowry, alcohólico desde jovencito de los pies a la cabeza, de los que pierden los manuscritos en los traslados, las estaciones o vaya Vd. a saber donde. Invitado en una casa en Nueva-York, se bebió el after shave del anfitrión. Recorredor de sanatorios psiquiátricos. Murió ahogado en su propio vómito o al caerse y golpearse con una esquina de la chimenea. Escribió varias obras, no muchas, pero sólo una obra cumbre : Bajo el volcán, el recorrido del último día de vida del cónsul Firmin a través de su delirium tremens. Pero esto ya es otra historia...

            Una post data pueblerina, pero también literaria. El vino de Madrigal de las Altas Torres está incluido en la denominación de origen Rueda. Uva Madrigal es sinónimo de uva verdejo. El vino de Madrigal es citado, por ejemplo, en La Celestina, pág.236, ed.Cátedra : “y apenas era llegada a mi casa cuando entraban por mi puerta muchos pollos y gallinas, anserones, anadones, perdizes, tórtolas, perniles de toçino, tortas de trigo, lechones. Pues vino, ¿no me sobraba?. De lo mejor que se bevía en la ciudad venido de diversas partes : de Monviedro, de Luque, de Toro, de Madrigal...”.También lo citan Cervantes en El licenciado Vidriera, Tirso de Molina en La villana sacra y el mismísimo Covarrubias en su Tesoro de la Lengua Castellana, así como otros muchos autores, conocidos o anónimos. Ya lo sabéis. El vino de Madrigal quita todo mal.

            Todo el que haya llegado hasta aquí, en pago a su paciencia infinita, podrá probar el vino de Madrigal en la próxima reunión. Así sea.


César Garzón


viernes, 6 de julio de 2012



Título: UNA AMOR PEQUEÑO

Autor: ALEJANDRO GÁNDARA

Editorial: ANAGRAMA. Narrativas Hispánicas

Presenta: EUGENIA CISNEROS