sábado, 27 de abril de 2013

DELPHINE de VIGAN (y otras)



(Tenía la intención de no escribir más aquí para no convertir Hermes en un monólogo, pero la tentación es demasiado fuerte y uno tiene todas las debilidades posibles...Además Hermes es una buena idea y debe seguir adelante, pero ¿por qué no os quitáis la pereza?)                       



                        La última novela comentada en la tertulia, Nada se opone a la noche, entre otras muchas cosas, encara la aceptación de la muerte, en este caso de una hija respecto a  su madre. El que la muerte sea por suicidio y el descubrimiento repentino del cadáver por parte de la autora le desencadenan una comprensible angustia . Con gran pericia y sabiduría va desgranando su recuperación a medida que es capaz de reconstruir la biografía de la madre.  El expresar las vivencias traumáticas es terapéutico. Así la novela puede verse también como una gran curación. Sin embargo, en estas catarsis a tumba abierta que se hacen públicas, otra cosa es que sean privadas, a mi modo de ver, hay una delgada línea roja que no se debe sobrepasar, porque el texto no gana ni su comprensión tampoco y porque la  sordidez de lo que se cuenta es manifiesta. Me refiero al posible incesto del padre y a la muerte del hermanastro. La novela hubiera tenido la misma calidad sin estas anécdotas y no era necesario  herir la sensibilidad del resto de familiares ni del mismísimo lector, salvo que se quiera captar todo tipo de lectores, incluidos los morbosos, que los hay.

                        Recuerdo en este momento dos relatos de hijo-padre. La carta al padre, de Kafka y otro, menos conocido, pero excelente, autobiográfico, Padre e hijo, de Edmund Gosse que cuenta de forma pormenorizada la emancipación intelectual del autor cuyos padres son de estricta moral puritana, en los tiempos de Darwin y sus contradicciones con el Génesis. Si se reeditara , es un libro recomendable.

                        Sobre la pérdida de la pareja hay un montón, casi que es un leiv-motiv de la narrativa, algunos de autores/as muy conocidos y que son francamente malos. Otros son magníficos. Me viene a la memoria una pequeña novela de Willian Maxwell , Vinieron las golondrinas, Ed.Asteroide. Y es reciente la última de Rosa Montero, en Seix-Barral, La ridícula idea de no volver a verte. Recrea la vida de Madame Curíe tras leer varias biografías y mediante un diario que Maríe escribió en los días posteriores al  fallecimiento de su marido, Pierre, tras un accidente. La narración es un sólido e irónico alegato feminista. Ya sabéis que Rosa Montero perdió a su pareja, Pablo, hace unos tres años. Entonces , cuando da a leer el libro a sus amigos, previamente a su edición, Alejandro Gándara , (Eugenia : tu autor), le dice que falta desarrollar en el relato la figura de Pablo. Y aquí Rosa, con gran sabiduría, pone de epílogo el Diario, apasionado, que Maríe Curíe escribió tras la muerte de Pierre. Así se expresan sus propios sentimientos acerca de Pablo y ,de esta forma, los muestra con un pudor exquisito.

                        Y ya que estamos de muertes : La propia Rosa Montero y un humilde servidor también, recomendamos un librito de la Dra. Iona Heath , inglesa, Ayudar a morir, Ed. Katz. Trata de como organizar una muerte digna. Está muy bien. Y hay que entrenarse para afrontar la que llaman , mal llamada, verdad última, pues es la verdad primera desde que naces, la más cierta.

César Garzón.

                        P.D .Pensaréis que vaya recomendaciones y que estoy depre. No es verdad. En la Nació es imposible deprimirse. Los motivos de diversión son cotidianos...