A falta de pan, buenas son tortas. Si no podemos reunirnos
en tertulia, al menos comentar algo para no perder el hábito.
Unas vacaciones en invierno, de
Bernard MacLaverty, no es un libro fácil de comentar. Es sencillo, se lee muy
bien, no hay nada que entender, sucede en pocos días, hay dos personajes
principales, Stella y Gerry, se mencionan de vez en cuando a hijo, nuera y
nieto que viven lejos, en Canadá, hay algún nombre propio más a lo largo del
relato, pero muy pocos y de escasa relevancia : la acompañante de Gerry en el
hospital, su maestro en arquitectura, la beguina que acoge a Stella, Kathleen,
en uno de los pasajes más bellos del libro y poco más. Si incluimos la víspera
y el regreso, la acción transcurre en cinco días. En los tiempos en que están
solos el uno y el otro, evocan sus vidas, los comienzos de su relación y el
acontecimiento traumático que les marcó para siempre a la par que analizan su
situación actual, de descontento y sufrimiento por parte de Stella, de
alcohólico severo en el caso de Gerry. Sus diálogos, irónicos, son muy
divertidos y te hacen sonreír. La
descripción de sus vidas cotidianas, desde el comienzo del libro, no tiene
desperdicio. Alcanza extremos de carcajada en alguna peripecia como el
recorrido nocturno por los pasillos del hotel para deshacerse de los cascos de
las botellas que para Gerry se convierte en una odisea. Otras veces,
dosificado, es de gran emotividad: el noviazgo evocado por Gerry, el accidente,
primero narrado por Gerry, después contado por Stella a Kathleen y finalmente
evocado por la propia Stella en las horas esperpénticas pasadas en el
aeropuerto a la vuelta a casa.
Son dos vidas normales,poco noveleras, profesora
ella y arquitecto él. Sin especial significado. Eso sí, irlandeses del norte
jóvenes en los años 70 del siglo pasado que les toca vivir la guerra que su
país sufría entonces y que terminará afectándoles de forma dramática. Stella de
familia pobre, progresa socialmente por ser buena alumna y termina siendo
profesora. De refilón, el no conseguir una vivienda protegida siendo una
familia de seis hermanos, te menciona la discriminación de los católicos en
Irlanda del Norte a la par que describe la profundidad de su fe, la necesidad
de ir a misa, aunque a veces se duerma en las homilías. Gerry, que a veces acude
a la iglesia con ella, es mucho más escéptico. Pág.303 “¿Qué hay de mi fe?”,
dice Stella. ”Eso es un debate. Debatir acerca del mayor engaño
de nuestras vidas”, dice Gerry. Este
tema de la religiosidad, el cómo Stella vive su fe, convencida de que está en
deuda con Dios y de que debe saldar esa deuda, ese es el motivo del viaje, y
como lo vive Gerry que, por otra parte, se ha dedicado a construir escuelas
católicas y arreglar altares tras el Vaticano II, es uno de los grandes aportes
del libro. El milagro de la hostia
indestructible en la iglesia del Begijnhof es muy divertido, pero, ojo, que hay
una personajilla que anota en el libro de visitas y que luego volverá a salir. La
fe verdadera puede mover montañas. Al hilo, y me voy por la tangente, recuerdo
la película Rompiendo olas, de Lars von Trier en la que Emily Watson, se
prostituye como supremo sacrificio para que salga del coma su prometido que ha
sufrido un accidente. O la maravillosa Ordet de Dreyer. Es curioso como los
protestantes hacen mejor cine de milagros… Nuestra novela no cierra el tema, no
lo puede cerrar porque, pienso, que es un tema sin cierre posible y que la
religiosidad es un asunto estrictamente personal. Por otra parte, mi
experiencia me dice que la educación religiosa mejora la convivencia social
siempre que se rechace el fanatismo. Los mandamientos, al fin y al cabo, son un
código de convivencia. Y me fui por las ramas…
El tema de Irlanda del Norte
también es capital en el libro. Los años del IRA. Recordad películas de Daniel
Day Lewis, En el nombre del padre o Boxer, también , más americana, de Harrison
Ford y Brad Pitt , La sombra del diablo. El propio autor MacLaverty es un
irlandés emigrado a Glasgow. Además del atentado terrible que sufre Stella, hay
referencia a otro atentado múltiple mientras se celebraba una reunión de la
empresa de Gerry. Por otra parte, sólo es bueno el wiski irlandés… Pág.219 “¿Qué ala del IRA ,qué rama de asesinos
unionistas ,qué político o predicador-en algunos casos ambos bajo el mismo
sombrero-era más culpable?,etc… El autor, sin embargo, aunque abomina las canciones patrióticas, busca los pubs
irlandeses y ensalza a sus buenos barmans. Se siente profundamente irlandés.
Y el asunto para mí más relevante
es el de los protagonistas después de más de cuarenta años de matrimonio. Como
evocan y cuentan su enamoramiento, como se dirigen el uno al otro, con pullas
irónicas llenas de gracia, como respetan sus manías, la hora de los achaques,
salvo la bebida de Gerry que se pasa un montón, como enumera Gerry, al final,
en el aeropuerto, de forma divertida, las innumerables capacidades de Stella a
lo largo de casi seis págs. y el cariño con el que la consuela tras su horrible
pesadilla y la dice te quiero. Y el libro acaba : “Creía que cada cosa y
cada individuo en el mundo eran dignos de atención, pero la persona que estaba
a su lado superaba con mucho todo eso. Para él su presencia era tan importante
como el propio mundo. Como las estrellas que lo cubrían. Y si ella era un
ejemplo de la bondad de ese mundo, entonces, poder transitar por él a su lado
era un milagro más que suficiente”. Me vuelvo a emocionar.
Ya conocéis mi afición por los
libros escritos por personas mayores, bueno, sin disfraces, por viejos. Hace
años me entusiasmé con el libro de Doctorow, El cerebro de Andrew. Hace más
años recuerdo como maravilloso el libro del checo Bohumil Hrabal, Una soledad
demasiado ruidosa. Hace pocas tertulias me encantó, como sabéis, Kallifatides. También su libro es el de una buena persona de
mi época año más, año menos. MacLaverty nació en Belfast en 1942. Vive en
Glascow. Es autor de novelas, cuentos, guiones. No conozco más obras
traducidas. Hay un par de películas basadas en obras suyas Cal y The Lamb, que
tampoco recuerdo haber visto en cines de aquí. La primera trata según he leído
de un joven terrorista que se enamora de una señora, Helen Mirren, que ha
perdido a su marido en un atentado. La segunda de un joven fraile, Liam Neeson, que huye de un centro de acogida
de menores con un chaval maltratado. Las menciono por si os suenan.
Quería poneros alguna foto del
begijnhof de Amsterdan , pero tenéis información sobrada en internet. Estuve
allí hace muchos años…
César
César