John Williams, nació en Clarksville, Texas , en 1922. Desempeñó
varios empleos en periódicos y emisoras de radio. En 1942 se enrola en el
ejército y estuvo destinado en la India y Birmania. Después de la guerra se
gradúa en la universidad de Denver. Publica su primera novela , que el propio
autor rechazó después, y un libro de poemas. Desde 1950 hasta 1954 es profesor en la universidad de
Misuri. Desde 1955 hasta su jubilación en 1986, es profesor de escritura
creativa en la universidad de Denver. Tras jubilarse se retira a Fayetteville,
Arkansas. Fallece en 1994.
Obra.
No cito su primera novela, que yo
sepa, no traducida.
En 1960 publica Butcher´s Crossing, en España en
Lumen, 2013. A mi modo de ver es una novela de aventuras sobre la caza de
búfalos, también novela de iniciación de un joven estudiante, con varios
personajes arquetípicos. El hombre fuerte, líder, que domina y arrasa la
naturaleza sin control, el religioso, un tanto timorato, el vividor que sólo
piensa en la satisfacción de sus necesidades. Una sociedad, el medio Oeste, en
transformación. Va a llegar el ferrocarril. En poblados provisionales se
satisfacen las necesidades básicas. Unos tendrán futuro y otros desaparecerán.
Se lee muy bien. Las peripecias de la caza de búfalos para obtener las pieles,
butcher se traduce por carnicería…, son impresionantes.
Por curiosidad, y al hilo de
Stoner, cito que en 1963 publica Poetas ingleses del Renacimiento.
En 1965 publica Stoner,
aquí, como sabéis, editada por Baile del Sol desde 2010 .
En 1973 publica El
hijo de César, en España Ed. Pàmies , 2016. Se trata de una biografía
de Augusto, escrita con diversos enfoques : diarios, cartas, memorias, etcc… Se
lee muy bien, muy entretenida. Fue National Book Award el año de su
publicación.
Y ahora ya vamos con STONER.
Me parece un libro de lectura
fácil y, en algunas páginas, apasionante.
El autor no engaña. Al comienzo
de la novela ya nos dice , claramente, que es la historia de un hombre
corriente : “para los más viejos, su
nombre era un recordatorio del final que nos espera a todos, y para los más
jóvenes un sonido que no evoca ninguna sensación del pasado ni ninguna
identidad…”
El protagonista, hijo de
campesinos y campesino el mismo hasta los 20 años, con la escuela a 15 kms. ,
con el sacrificio de los padres y su propio esfuerzo ,va a la universidad para
estudiar Agricultura. Allí va a sufrir la primera transformación o epifanía o
momento cumbre que denominaba Maslow, al descubrir, sin ser consciente, la
belleza literaria en un soneto de Shakespeare, y con su tesón característico,
el mismo que los bueyes ponen en tirar del arado, se dedica a estudiar
literatura para terminar siendo profesor en la misma universidad. Hay una
conversación muy interesante entre los tres amigos, casi al comienzo del libro,
en la que Dave, al que luego siempre va a añorar, describe la universidad como
un sanatorio ,un refugio, para enfermos, ancianos, infelices e incompetentes y
lo aplica a Gordon y a William. No sé si todos los profesores de universidad
estarán de acuerdo en esto.
Al terminar la guerra, esta vez
la 1ª mundial, y normalizarse la vida académica, tiene otra experiencia cumbre,
que marcará desdichadamente su vida : ve a Edith y se enamora , sin tener ni
idea ni utilizar el raciocinio para nada. Y en aquella época pudibunda la persigue
hasta el altar. “Era la típica chica de
su época y su circunstancia. Había sido educada bajo la premisa de ser
protegida de los graves incidentes que la vida pudiera poner en su camino, así
como la de que no tenía otra misión que ser elegante y cómplice consumada de
dicha protección, dado que pertenecía a una clase social y económica para la
cual la protección constituía una obligación sagrada. Fue a colegios privados
para chicas donde aprendió a leer, escribir y aritmética simple. En su tiempo
libre se le incitaba a bordar, a tocar el piano, a pintar con acuarelas y a
debatir sobre las obras más tiernas de la literatura. También había sido
instruida respecto a indumentarias, carruajes, dicción para damas y moralidad.”
(pág.52). Ya sabéis de mi afición a los ejemplos de la naturaleza. Es como
matrimoniar un mulo, William perdóname, con una cabra loca, y además con mala
uva. Después vienen las peripecias de su relación , hay que recordar al Chesil
Beach de Ewans que leímos aquí, el nacimiento de Grace a la que la propia madre
no cuida nunca y que encanta al padre, las diversas vejaciones que Edith
infiere a William, las interrupciones e interferencias en su trabajo, la
aversión de la suegra, aristócrata venida a menos , casada con un pequeño
banquero no menos fracasado. En definitiva, William y Grace son felices cuando
están solos.
Y en una de estas ausencias de Edith, tiene
lugar una tercera revelación : “ De vez
en cuando se sentía tan arrebatado de entusiasmo, que tartamudeaba, gesticulaba
e ignoraba los apuntes de clase que normalmente guiaban sus discursos… El amor
a la literatura, al lenguaje, al misterio de la mente y el corazón,
manifestándose en la nimia, extraña e inesperada combinación de letras y
palabras…El amor que había ocultado como si fuese ilícito y peligroso, empezó a
exhibirse, vacilante en un principio, luego con temeridad y, finalmente con
orgullo” (pág.103).
Después viene más fases de la
guerra de Edith. El relato, genial, de la guerra del departamento entre Lomax y
William a causa del alumno contrahecho Charles Walker. La degradación académica
de nuestro protagonista. La curiosa experiencia de su “desdoblamiento”
(pág.159). “Tenía cuarenta y dos años y
ante el no veía nada de lo que deseara disfrutar y había poco de lo pasado que
le importara recordar” (pág.160). Y entonces, porque hay veces que la vida
aprieta pero no ahoga, aparece Katherine Driscoll. Su relación ocupa el
capítulo 13, unas 17 páginas… Personalmente, creo que es de las historias de
amor más bonitas que he leído. Salva con gran dignidad la cursilería o la
procacidad de estos temas. “En su tierna
juventud, Stoner había pensado en el amor como en una manera de existir
absoluta a la que podría acceder si era afortunado; en su madurez había pensado
que era el cielo de una religión falsa a la que había que mirar con sosegado
descreimiento benévolo y crónico desprecio y vergonzante nostalgia. Ahora, a su
mediana edad empezaba a entender que no se trataba de un estado de gracia ni de
una ilusión; lo veía como un acto humano
de conversión, una condición inventada y modificada minuto a minuto y día a día
por la voluntad y la inteligencia del corazón.” (pág.172). Y cuando se va a
terminar : “ Pero cuando salió del
despacho de Gordon Finch notó, en la confusión que crecía desde un pequeño núcleo
de su ser, que una parte de su vida había terminado, que una parte de él estaba
tan próxima a la muerte que podía verla venir casi con sosiego” (pág.187). Y
más adelante :”Porque a la larga, dijo
Stoner,no es ni Edith, ni siquiera Grace, o la certeza de perder a Grace, lo
que me mantiene aquí, no es ni el escándalo ni lo que me dueles, no son los
obstáculos que tendríamos que superar, ni siquiera la pérdida del amor que
tendríamos que afrontar. Era simplemente la destrucción de nosotros mismos, de
lo que hacemos” (pág.188). Después , aquel verano no dio clases y tuvo la
primera enfermedad de su vida. Comienza su acelerado inicio en la vejez. “ Pero William Stoner conocía el mundo de
una manera que pocos colegas más jóvenes podrían comprender. Por dentro, bajo
su memoria, yacía la experiencia de la dureza, el hambre, la resistencia y el
dolor. Además del recuerdo de aquellos años de la granja de Bonneville, llevaba
siempre cerca de su consciencia el conocimiento sanguíneo de su herencia,
transmitida por ancestros cuyas vidas fueron duras, oscuras y estoicas y cuya
ética común era mostrar a un mundo opresivo rostros inexpresivos, duros y
fríos”. (pág.192). Y viene la segunda guerra mundial y su repercusión, al
igual que la primera, en la universidad. La recuperación de su pasión por el
estudio y la jugada que le hace a Lomax para recuperar sus clases. Su
conversión en leyenda para los alumnos. La terrible historia de Grace. El paso
de los años con la única satisfacción de dar sus clases. El libro de Katherine.
“ Pero no lo había superado, lo sabía, y
nunca podría hacerlo. Bajo la confusión, la indiferencia, el olvido, ahí
estaba. El amor, intenso, fijo, siempre había estado ahí. En su juventud lo
había dado sin pensar, lo había dado al conocimiento que le había revelado
Archer Sloane; se lo había dado a Edith, en aquellos primeros días tontos y
ciegos de cortejo y matrimonio, y se lo había dado a Katherine como si nunca
antes lo hubiera hecho…No se trataba de una pasión de la mente ni de la carne;
era más bien una fuerza que comprendía a ambas, como si fuese, más que un
asunto de amor, su sustancia específica. A una mujer o a un poema, simplemente
decía : ¡Mira!. Estoy vivo.” (pág.217).
Ya está bien. No voy a seguir.
Nos queda su jubilación precipitada, su enfermedad, su muerte acariciando su libro como último gesto. Demasiada
congoja para superarla después de una cena. Que cada uno la digiera como pueda.
John Williams cumplió. Nos ha
contado la historia de un hombre corriente. Profesor universitario, pero podría
haber sido carpintero. Salvo Grace que lo usa como medicina, en la novela no se
bebe, no se cita a Dios, no hay agresividad física. Resulta que al cabo de los
años la vida de Stoner ha sido una vida anodina, como la casi totalidad de las vidas,
los que desapareceremos sin nombre propio. Y ese es el mérito del autor : inmortalizar
al hombre corriente , que hace el esfuerzo de querer algo, “y ese sentimiento dolorido y deforme
sobrevive a todas las batallas”…(Olga Guirao dixit)
César
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