martes, 6 de marzo de 2012

A propósito de MIDDLEMARCH


Para Olga. César Garzón Querol.

Para completar lagunas de ignorancia antes de que se junten y se conviertan en una mar océana , he leído estos días MIDDLEMARCH, de GEORGE ELIOT, gran novela clásica. La tenía hace algún tiempo en la colección Letras Universales, de ediciones Cátedra. Son 949 páginas de letra pequeñita, así que mi pereza para meterme con ella está un tanto justificada. Nunca es tarde si la dicha es buena.

La novela cuenta las relaciones de varias parejas en el medio rural inglés hacia los años 1830, sus aciertos y errores, caracteres y modos de pensar y las reacciones sociales a su conducta. Por utilizar el símil zoológico , diría que es una novela “estampida” que así se llama la carrera de múltiples animales ante un peligro común... George Eliot (1819-1880), en la realidad Mary Ann Evans, es la narradora omnisciente. Pertenece a ese extraordinario grupo de mujeres novelistas inglesas. Entre otras : Jane Austen ( 1775-1817) es un poco anterior. Orgullo y prejuicio, Sentimento y sensibilidad, Emma, las hemos visto en magníficas películas inglesas. De las hermanas Bronte, conocemos, al menos, Jane Eyre, de Charlotte (1816-1855), Cumbres borrascosas de Emily (1818-1848). Las de Anne (1820-1849), son menos conocidas aunque alguna de las suyas esté traducida al español. Mary Ann Evans que utilizó el pseudónimo para evitar el desdén entonces existente hacia las mujeres, fue, además, periodista, editora de una revista, ensayista, gran lectora en varios idiomas, incluidas las lenguas clásicas. Lo que hoy diríamos una intelectual de tomo y lomo. Es la época de Dickens(1812-1870) del que tanto oiremos hablar este año.

Pues bien, a propósito de la reseña de OLGA sobre LA INMORTALIDAD de M.KUNDERA, quiero citar algún párrafo de Middlemarch.

En el prefacio aparece Santa Teresa, cuya naturaleza apasionada e idealista exigía una vida épica ..., y encontró su epopeya en la reforma de una orden religiosa. Después, en el mismo y precioso prefacio, nos dice que hubo muchas Teresas que no encontraron una vida épica..., como cisnes que se crían entre patos en un pardusco estanque sin encontrar el riachuelo vivo en compañía de otros de su especie... ( seguro que Andersen había leído esto...)
Y ya en el epílogo, en el final del libro, nos dice : Una nueva Teresa apenas tendría la oportunidad de transformar la vida conventual. Tampoco una nueva Antígona aplicaría su heroica piedad en arriesgarlo todo para enterrar a su hermano. El ambiente en que se cuajaron estos ardientes actos se ha extinguido para siempre. Pero nosotros, gente insignificante, con nuestros actos y palabras de cada día preparamos las vidas de muchas Dorotheas ( una de las protagonistas del libro)... El efecto de su ser en los que tuvo alrededor fue incalculablemente expansivo, porque el creciente bien del mundo depende en parte de hechos sin historia, y que las cosas no sean tan malas para tí o para mí como pudieran haber sido, se debe en parte a los muchos que vivieron fielmente una vida oculta y descansan en tumbas no frecuentadas... Y así termina Middlermarch.

La conversación de Goethe y Hemingway en La inmortalidad es descorazonadora. En una época llena de ruido y necedad , la fama es un pálido recuerdo. En el XIX Santa Teresa y Antígona , aunque ya no eran figuras habituales, pervivían como modelos de conducta. Ahora perviven si nos dicen que Teresa era epiléptica o Antígona se representa con un desnudo integral. La fama ha de conciliar circunstancias, tiempo y lugar y no es repetible . Hay que huir si ser famoso es lo que vemos y padecemos cada día de los que se consideran famosos .Es mejor no ser famoso y pensar que nuestros efectos pueden ser incalculablemente expansivos ...Descansemos en tumbas no frecuentadas...

1 comentario:

  1. Es asombroso el modo en el que pueden llegar a conversar dos escritores entre si, fuera del tiempo y del espacio propiamente dicho, es decir, en la mente de un lector inteligente y sensible.

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